Hasta un niño de primaria que usted lleve en el asiento trasero de su vehículo, comprenderá que es imposible circular a 30 kilómetros por hora sobre la avenida 25 poniente-oriente de Puebla (desde la 11 hasta la 24 sur). Por cierto, nadie sobre esa avenida maneja a esa velocidad.

Todo tiene una lógica y cuando se aplica, surgen preguntas sobre lo ilógico.

Si una avenida en el interior de la ciudad –Zavaleta-Bulevar del Niño Poblano, Vía Atlixcáyotl o Periférico –tienen límites de velocidad de 70, 80 y 90 kilómetros por hora, respectivamente, ¿por qué la autopista México-Puebla en el tramo que le corresponde a la Ciudad de Puebla marca como límite 70 kilómetros por hora, siendo un paso franco donde no existen pasos peatonales ni semáforos?

A veces, para encontrarle la cuadratura al círculo, hay que pensar mal. ¿Si el piso elevado de la autopista es de 110 kilómetros por hora y el de abajo es de 70, será una invitación a utilizar el superior, o lo que es lo mismo, “empujar” al conductor para que pague extra?

Hace unas semanas apareció en el noticiario, Eduardo Covián Carrizales, Regidor de Movilidad del municipio de Puebla, para anunciar las nuevas multas que se aplicarán en vialidad: dar vuelta a la derecha donde ahora está prohibido, circular uno por uno donde no hay semáforos y respetar los límites de velocidad en las calles.

El hombre comienza diciendo que “no se trata de medidas recaudatorias”; para alguien medianamente estudiado en aquello de la psicología, se entiende que, si no se tratara de medidas recaudatorias, ni siquiera lo mencionaría, es decir, niega de entrada el objetivo para lo que están hechas las medidas.

Circular a baja velocidad, como en el Circuito Interior o por Esteban de Antuñano, es generar un mayor tiempo de los autos sobre las calles y en consecuencia –según un estudio del Instituto Politécnico Nacional–, producir un aumento en el consumo de combustible y por ende una mayor emisión de CO2 a la atmósfera, lo que se vuelve menos ecológico.

Hay calles de 20 kilómetros por hora, la misma velocidad que se sugiere dentro de un fraccionamiento.

¿Qué diferencia hay entre la 31 poniente que es de 60 kilómetros por hora y la 25 poniente-oriente, que es de 30 kilómetros por hora?  La lógica no cuadra, pero es la misma lógica descuadrada que se utilizó en muchas calles donde además existen topes justo al pie de un semáforo o inmediatamente cruzando la calle. Los semáforos sirven para eso: son el sustituto que impide la colocación de un tope.

Si las multas por todas esas nuevas disposiciones van de los $168 a $1689, haga usted cuentas para ver lo que se embolsa el ayuntamiento con estas nuevas medidas recaudatorias que de “fomentar una cultura de vialidad” no tienen absolutamente nada; la cultura de vialidad se fomenta desde el civismo escolar (que ya no existe), hasta la educación que debiera impartirse a los ciudadanos a través de las redes sociales, que hoy solamente son utilizadas por los partidos políticos y el gobierno para sacar raja de la tabla.

El Bulevar San Felipe tiene un límite de 50 kilómetros por hora, donde por cierto se encuentra el edificio de “Asuntos Internos” de la policía. Como el de las películas y series policíacas.

Esperemos que el nuevo presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera, le encuentre el hilo a la madeja para quitar tanta ocurrencia que, en lugar de generar un avance, vino a entorpecer las cuestiones viales y a alentar completamente a la ciudad.

No logré anotar la calle donde encontré 3 letreros a menos de 50 metros de distancia, donde uno marca 20 k/h, el siguiente 50 k/h y el tercero 30 k/h. Traté de adivinar el acertijo, pero no lo conseguí.

F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías

@ALEELIASG

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here