Si de por sí la cultura afgana es muy machista, con el retorno del grupo fundamentalista talibán al poder, este machismo volverá a ser extremo.

A menos de 24 horas de que Afganistán cayera a manos de los talibanes las mujeres ya están siendo reprimidas.

En Twitter han circulado comparativas del antes y el después de la vestimenta de la corresponsal en jefe internacional, Clarissa Ward, que la muestran con el rostro descubierto y ropa normal, es decir, con una blusa y una chalina encima a las 6:41p.m. hora local de Kabul cuando no se completaba aun la toma del poder, mientras que a las 2:38 p.m. del siguiente día, tuvo ya que andar en la calle cubierta de todo el cuerpo hasta los talones a excepción del rostro, con un “chador” negro, típico más de la cultura iraní.

Supongo que siendo extranjera se le permitió mostrar la cara, porque la prenda que el islam fundamentalista mandata a las mujeres usar en público es la ya conocida y criticada “burka”, que es la que les cubre también el rostro.

Asimismo, en un video Ward narra cómo mientras trata de hacer su trabajo, varios hombres al acercarse a ellos le dicen que se haga a un lado porque es mujer.

La represión total para las afganas lamentablemente apenas comienza, aunque el vocero del gobierno talibán, Suhail Shaheen, haya asegurado a la cadena de noticias BBC que el grupo fundamentalista ha cambiado y que su gobierno será incluyente respetando los derechos que ahora gozan las mujeres, como los de acceso a la educación y al trabajo fuera del hogar.

Asimismo, manifestó que no es cierto mucho de lo que se decía que se les prohibía a las mujeres hace 20 años cuando dominaban el país, como el que era necesario que salieran a la calle siempre acompañadas de un hombre o de lo contrario serían severamente castigadas.

Pero en días pasados contario a sus palabras, en varias localidades militantes talibanes comenzaron a decirle a las féminas estudiantes que se fueran a sus casas porque ya no iban a poder estudiar; asimismo, en una localidad detuvieron a un grupo de niñas que iban de regreso a su casa por usar sandalias ya que mostraban mucha piel y desde hace un mes, las mujeres en Kabul han dejado de ir a trabajar ante el temor de ser castigadas con las severas penas que imponen los talibanes, como los latigazos o la lapidación.

Además, este fin de semana se comenzó a borrar la imagen de mujeres en la publicidad de varias tiendas y sus nombres si el establecimiento llevaba nombre femenino.

Leyendo sobre otras prohibiciones y castigos que se les imponían a las afganas hace 20 años, estaba la de usar maquillaje y barniz de uñas; el castigo si las descubrían usándolo ¡era el de cortarles los dedos! Por esto y mucho más, es que la población femenina está tan atemorizada con la vuelta al poder del grupo talibán.

La preocupación internacional sobre la situación de las mujeres en Afganistán no ha dejado de manifestarse en redes sociales.

El temor de que los avances que han logrado las afganas para mejorar su calidad de vida en su país desde que en el año 2001 Estados Unidos interviniera para expulsar a los talibanes sean echados abajo con el retorno de estos está más que justificado, si en tan solo unos días ya han comenzado a ser tan reprimidas.

Seguramente los castigos corporales volverán a ser la norma, porque el vocero talibán a pregunta expresa de la periodista de la BBC sobre estos, señaló que si las autoridades pertinentes lo deciden se regresará a su aplicación.

Y tristemente las mujeres serán las principales víctimas de aquellos al ser las más acosadas por la prohibitiva religión talibana.

Nos leemos el próximo lunes.

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