La carta responsiva elaborada por la SEP para deslindar al gobierno de cualquier posible contagio de los menores al regresar a las clases presenciales dejó en claro que los neoliberales siguen gobernando el país, pero el presidente de la República no se había dado cuenta.
Al menos es lo que se desprende de las declaraciones realizadas por López Obrador en el sentido de que quienes elaboraron la carta fueron “los de abajo”, los burócratas neoliberales que se quedaron del anterior régimen.
No es la primera vez que cuando algo no le beneficia políticamente lo desautoriza de inmediato, así lo haya elaborado la más consentida de sus secretarias, me refiero a la titular de Educación Pública a quien hasta ahora no le había corregido la plana en público.
Parte de su reacción deriva de que más de la mitad de los padres de familia han manifestado no tener la intención de enviar a sus hijos a la escuela y que por consiguiente tampoco firmarían la responsiva que para lo único que sirve es para deslindar a las autoridades de algún contagio en el interior de los planteles.
Hasta donde se sabe este tipo de documentos se utilizan con frecuencia en competencias atléticas de alto riesgo como carreras de medio fondo y fondo, así como de motocicleta, bicicleta, ecuestres y de automóviles en las que los competidores lo hacen por gusto y asumen su riesgo, pero es la primera vez que se utilizaría para retornar a las aulas ya que no es por gusto sino por necesidad, sobre todo en planteles que no reúnen las condiciones de seguridad sanitaria y en eso las autoridades educativas sí son responsables.
Tal vez se dio cuenta que esta medida iba en contra de los principios rectores de su gobierno y por eso la vetó, me refiero a la de “prohibido prohibir” que tanto ha utilizado para no asumir responsabilidades en varios ámbitos de gobierno.
Para atemperar las críticas derivadas de la invalidación de la carta responsiva, el día de ayer declaró que “la responsabilidad es de todos y principalmente del gobierno, del titular del ejecutivo” y que si él está llamando al regreso a clases es porque considera que no hay riesgos o son menores y que afecta más tener a los niños y adolescentes encerrados que en la escuela, pero el daño a su credibilidad está hecho.
Si tuvieran tantita dignidad ya hubieran renunciado desde la titular de la SEP hasta los directivos que la elaboraron o dieron el visto bueno de dicho documento como pasa en países verdaderamente democráticos, pero está claro que eso no sucederá en nuestro país y menos en el gobierno de la 4T en el que la lealtad ciega está por encima de todas las cosas, incluso la descalificación de su trabajo.
Este tipo de actitudes ya no son novedad en el gobierno de la autodenominada 4T, que cada que puede se lava las manos para no asumir los costos políticos de una decisión que lleve implícitos riesgos, así pasó con la Consulta popular para iniciar acciones en contra de actores políticos de gobiernos pasados y también en el caso Ovidio Guzmán, destacando que en éste último la decisión final de dejarlo en libertad fue del propio López Obrador para corregir los errores cometidos por los integrantes del gabinete de seguridad desde el principio, pero tramposamente señaló que era para que no hubiera víctimas mortales, cuando que al final sí las hubo y fueron más de 8, pero jamás admitió su responsabilidad total, muy al estilo Poncio Pilatos.
Lo rescatable de este último episodio, el de la carta responsiva, es que tal vez sin querer el presidente de la República admitió que “los neoliberales siguen gobernando”, desde abajo pero gobernando y eso que ya llegamos a la mitad del río.