Desde hace algunos meses he estado viendo doramas coreanos, es decir, series realizadas en Corea. Debo decir que me resistía a verlas porque el sonido del idioma no me agradaba, pero en cuanto me decidí a intentar hacerlo quedé fascinada por las excelentes actuaciones y producción, pero sobre todo por su gran contenido.
La cultura coreana tiene fama de ser muy estricta en su educación y normas sociales que incluían hacer a un lado al sexo femenino en diversos ámbitos, pero desde el inicio del siglo XXI ha ido cambiando poco a poco la mentalidad con respecto al dominio patriarcal y los doramas han ido dado cuenta de ello a través de sus tramas.
La primera serie que me animé a ver se llama “El amor es un capítulo aparte”; centrada en una casa editorial y sus empleados, en uno de los capítulos lanzan una crítica hacia el patriarcado que antes imperaba al mencionar un libro que ya había pasado de moda porque se había escrito décadas atrás cuando aún el machismo era más marcado y que por ende ahora con la nueva mentalidad de la sociedad coreana ya no tendría buena acogida.
Otro detalle que se muestra en la serie, así como en las otras que he visto, es que los hombres no ven mal que una mujer sea la que les mande flores, los invite a salir, les llame o escriba; es decir, no se sienten menos hombres porque las mujeres tomen la iniciativa, situación que en México no es así. Acá cuando somos nosotras las que damos el primer paso o tratamos de hacer más, se nos suele calificar como de “lanzadas o atrevidas” o hasta de “intensas y desesperadas”. Esto nos pone un freno, aunque nos nazca querer dar más.
Un aspecto más que refleja que no son tan machistas ya es que los hombres le guisan a sus prospectos, novias o parejas e incluso tienen el detalle de cortarles la comida como un acto de cuidado, interés, cariño y amor. Además, participan en las labores de casa y crianza de los hijos por igual sin pensar que eso los hace ver como se dice en burla en nuestro país, “mandilones”.
Por si esto fuera poco, el modo de llevarse entre amigos es de sorprenderse: se abrazan, recargan entre ellos cuando tienen sueño, se duermen juntos sobre todo si están enfermos o borrachos e incluso se dicen te quiero y se dan beso en la mejilla de modo espontáneo para demostrarse cariño y camaradería.
Y ¿qué creen? Para ellos es totalmente natural llorar sin importar que alguien los vea; lloran por tristeza, coraje o por alegría, sin que por su cabeza pase la idea de que eso es un signo de debilidad o de menor hombría, porque les han enseñado que llorar es sano y lo único que demuestra es que tienen sensibilidad, lo cual es algo que a muchos hombres en nuestro país les falta.
Cuando empecé a ver esos detalles entre ellos me quedé con la boca abierta. Estando acostumbrada a todo lo opuesto entre el sexo masculino mexicano, ver que los coreanos contario a lo que yo creía son mucho menos machistas y son mucho más sensibles entre ellos y con las mujeres, ¡me hizo querer mudarme a corea, jaja!
Y no es que los hombres en México no puedan ser igual de sensibles, sino que nuestra cultura machista aún les inculca desde muy pequeños la idea de que si lloran o demuestran sus sentimientos abiertamente entonces son “maricones” o que “parecen viejas”.
Hombres y mujeres nacemos con las mismas emociones que según estudios psicológicos son básicas para sobrevivir, pero es conforme vamos creciendo que se nos va limitando y orientando a lo que debemos o no sentir de acuerdo al sexo.
Si poco a poco fuéramos incorporando a nuestra cultura mexicana esos detalles de la cultura coreana, estoy segura de que la violencia hacia las mujeres disminuiría considerablemente.
Cambiar el chip de la mentalidad machista no es fácil, pero si desde que son muy pequeñitos se les va inculcando a los varones que es sano llorar, que es normal sentir lo bonito que sientan por alguien, si se les enseña a demostrarlo con la seguridad de que no tiene nada de malo y que no los hará ver menos hombres, si se les inculca casi desde la cuna que lo que sí está mal es maltratar de cualquier modo a una mujer y a sus semejantes, se irá sembrando la semilla del cambio en nuestra sociedad.
Nos leemos el próximo lunes.
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