Durante su Tercer informe constitucional de gobierno, el titular del ejecutivo federal enfatizó que sólo le resta cumplir dos de los 100 compromisos que dio a conocer durante su campaña rumbo a la presidencia de la República en 2018, uno en materia de seguridad y justicia relacionado con el caso Ayotzinapa y otro referente al traslado de las sedes de las secretarías de Estado a diversas entidades federativas del país.

De ser cierta esta aseveración el problema de inseguridad en el país estaría resuelto y no presentaría los claroscuros que el propio López Obrador dio a conocer el día de ayer.

En sentido positivo, informó que en lo que va de su gestión el homicidio doloso ha disminuido el 0.5%, cuando lo que se nos ofreció durante la campaña y toma de posesión fue reducirlo en 50%, es decir 100 veces mejor.

Otros dos delitos cuya incidencia disminuyó fueron el robo de vehículo en 28% y secuestro en 18%, sin embargo se le olvidó precisar que el primero de estos delitos viene descendiendo en forma sostenida desde 2011 y que durante el confinamiento por la pandemia la tendencia se acentuó más en virtud de que personas y unidades vehiculares dejaron de circular en las calles y carreteras del país; en el caso del secuestro, pasó por alto que las Unidades Especializadas en el Combate al Secuestro (UECS) se integraron en 2008 en todas las entidades federativas y después de casi 10 años se han consolidado y comienzan a dar resultados, ya que dichas unidades fueron proyectos a largo plazo y que tanto Enrique Peña Nieto como López Obrador decidieron darle continuidad a través de la Coordinación Nacional Antisecuestro (CONASE) en vez de borrarlos de un plumazo como pasó con otras iniciativas neoliberales.

En temas menos amables mencionó que el feminicidio aumentó 13%, la extorsión 28% y el robo a transporte público individual 12%.

Lo que no mencionó fue que en 2019 los delitos totales ascendieron a 2 millones 71 mil 164 y que en 2020 disminuyeron gracias al coronavirus, pero en lo que va de 2021 la tendencia indica que volverán a registrarse otra vez más de 2 millones de delitos, lo que lo convierte en uno de los claroscuros más significativos de la actual administración que no aparecieron en el Tercer informe de gobierno, el cual sin embargo estuvo lleno de frases comunes que se dicen casi todos los días en las conferencias mañaneras, entre ellas la famosa “tengan para que aprendan”.

Volviendo a los 100 compromisos, llama la atención que a lo largo de un año solo fueran cumplidos tres de ellos ya que el 28 de septiembre del 2020 el propio López Obrador informó que solo quedaban por cumplir un total de 5. Lo que en aquella no dijo es que la mayoría de dichos compromisos carecen de indicadores y metas claras, con tiempos y métricas que permitan evaluar los avances, así como el momento en que fueron cumplidos y el presupuesto destinado para tal fin, como marca toda política pública. Además llama la atención que la mayoría de ellos están redactados con verbos en gerundio o en indicativo presente y futuro, por ejemplo “se mantendrán estancias infantiles”, de tal forma que con una que permanezca abierta se dará por válido su cumplimiento, sin importar que las demás hayan cerrado sus puertas.

Otro ejemplo es el referente a las 100 universidades públicas que el presidente de la República prometió que “funcionarán” en 2019, pero no dijo dónde ni cuándo estarán construidas y funcionando.

Uno más que parece ser una buena intención en lugar de un compromiso, es el referente a que el titular del ejecutivo federal mantendrá relaciones respetuosas con los poderes legislativo y judicial, cuando en los hechos ha llegado a llamar la atención (regañar) a algunos Diputados por no incorporar sus “instrucciones” en algunas iniciativas que envía al congreso, como pasó con la creación de la Guardia Nacional y el famoso artículo quinto transitorio que faculta a las fuerzas armadas a apoyarla y permanecer en las calles hasta el primer trimestre de 2024, el cual tuvo que ser corregido como él lo pidió.

En síntesis, decir que solo quedan por cumplir dos compromisos de un total de 100 y que de ellos sólo uno tiene que ver con seguridad y justicia es una mentira por donde se le vea y por más que se le quiera minimizar diciendo que es una “afirmación no verdadera” para ser políticamente. Entre las verdades de “Perogrullo” destacan que la incidencia de homicidio doloso no ha bajado como se prometió y que los feminicidios siguen a la alza. En cuanto a la percepción de inseguridad, ésta sigue en niveles altos y sólo mejoró temporalmente cuando las personas se encerraron y dejaron de tener contacto con el día a día de la delincuencia, algo así como ponerse el mejor abrigo para no sentir el frío.

Es deseable que en la mitad camino que falta por recorrer, la administración de López Obrador ajuste su estrategia y apueste a decir la verdad, por más dolorosa que sea, de lo contrario las frases comunes como “hechos, no palabras” no le alcanzarán para explicar que en materia de seguridad fracasó y que por esa razón no hubo cuarta transformación, como recientemente lo dejó entrever.

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