Con un promedio diario de casi 4 homicidios dolosos durante los primeros 7 días de septiembre, según el reporte diario emitido por el gabinete de seguridad del gobierno federal, el estado de Puebla inicia el mes patrio en forma violenta, algo que no había sucedido en lo que va de 2021.

De hecho, el número de homicidios de este tipo acumulados al 7 de septiembre es de 27, mientras que el más cercano en cantidad fue julio con 25 víctimas, le siguió marzo con 22 y los meses restantes estuvieron por debajo de los 20, siendo el más bajo abril con únicamente 9 casos, según el mismo reporte.

Lo anterior es una clara muestra de que la entidad poblana se encuentra en plena fase de transición política y los controles en materia de seguridad a nivel municipal perdieron su consistencia por varias razones.

La primera de ellas es la referente al presupuesto y los programas que en su mayoría deben estar concluyendo durante septiembre ya que el 15 de octubre tomarán posesión los nuevos presidentes municipales y junto con ellos llegarán nuevos encargados de la seguridad pública.

La segunda se relaciona con el “cambio de color” de los presidentes municipales en varias demarcaciones de la entidad poblana, lo que obliga a los alcaldes salientes a poner todo en orden antes de entregar el cargo y a bajar el ritmo de trabajo e incluso que algunos policías y mandos intermedios se salgan de control y relajen el trabajo operativo diario, generando un clima de inestabilidad que se refleja en la percepción de inseguridad.

La tercera tiene que ver con la licencia que solicitaron los presidentes municipales para volver a contender, más allá de que hayan sido reelectos o no, en virtud de que su ausencia generó un vacío de autoridad que fue capitalizado por los grupos delictivos.

Habrá que tener claro que no es la primera vez que esto sucede, así pasó en 2018 y también en 2014 con los cambios de alcaldes en los 217 municipios, con la salvedad de que durante el periodo de 4 años y 8 meses que duró el periodo entre 2014 y 2018 se logró cierta estabilidad en materia de seguridad y así se refleja en los registros del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre los que destaca claramente un descenso en homicidio doloso y robo en general.

La cuarta se refiere al probable arribo de nuevos grupos delictivos al estado de Puebla aprovechando el surgimiento de nuevos mercados ilícitos como son el gas LP y la venta de drogas al menudeo (narcomenudeo), así como la trata de personas, extorsión y el cobro de piso, éste último entre los comerciantes informales que en vez de disminuir han crecido en los años recientes.

La última y que está por iniciar se relaciona con la curva de aprendizaje de las autoridades entrantes y va a durar por lo menos lo que resta de 2021, con la ventaja de que en diciembre hasta los delincuentes toman vacaciones y los delitos bajan, por lo menos así ha sucedido en Puebla y a nivel nacional durante los últimos años.

En síntesis, no es gratuito que septiembre haya iniciado como el mes más violento del año, las condiciones están dadas para que así suceda y solo una estrecha coordinación entre autoridades estatales y municipales podrán revertir este patrón, ya que a nivel federal la política de “abrazos, no balazos” los está dejando solos en el combate a los delitos de alto impacto.

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