En el PAN poblano nuevamente sonaron los tambores de guerra, y esta vez parece que terminarán en una nueva reyerta entre los dos grupos que encabezan el presidente municipal electo de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y la dirigente panista, Genoveva Huerta Villegas.

Ya es, a todas luces, un conflicto irreconciliable, entre ambos, el cual está a punto de detonar en un nuevo escándalo.

Pero en un conflicto que ya no tendrá reconciliación, ni vuelta de hoja.

Y es que los agravios contra Lalo han sido muchos.

Allí están escritos en la historia y testificado por los medios.

Incluso, habrá que recordar que desde mucho antes que Lalo fuese candidato en el PAN estatal se hizo todo para tirar a su postulación, pues los morenovallistas apostaron porque el priista José Chedraui Budib fuese su abanderado.

Se pujó y empujó porque Lalo no llegara, ni como candidato, ni al palacio municipal. Ese fue siempre su objetivo.

Tanto, que en la campaña se dice que no hubo apoyo ni económico, ni en especie, mucho menos en operación -el día de la elección- de parte de quienes controlan su partido en el estado.

Empero, el colmo de la animadversión contra Lalo Rivera se dio a través de los diputados locales panistas, quienes hasta apenas ayer se reunieron con él, y eso porque el Congreso del Estado y la LXI Legislatura decidieron organizar un encuentro con los ediles ganadores de la pasada contienda electoral.

De lo contrario, a los legisladores, correligionarios de Lalo, y encabezados por Eduardo Alcantara Montiel, un diputado acusado de acoso sexual y operador de la dirigencia panista, les seguiría valiendo sombrilla su encuentro con él.

Total, dicen que no es ni de su grupo, ni de su agrado. Por eso nunca no invitaron a dialogar una vez que se convirtió en el presidente municipal electo.

Y si a esto agregamos el discurso y las últimas declaraciones de la líder panista, Genoveva Huerta, la cosa se pone más grave.

El mensaje ha sido claro y en dos sentidos: el primero, que van a bloquear a Lalo Rivera en su andar rumbo al 2024; y el segundo, que si no les reparte el pastel que ganó solo se lo van a tratar de arrebatar, o le harán la vida de cuadritos en su partido.

Así se las gastan hoy por hoy los panistas.

Lo cierto es que los panistas del ala morenovallista reclaman algo en lo que tampoco han sido tan justos, pues el grupo de Lalo Rivera siempre peleó y exigió espacio en el comité estatal de su partido y nunca se lo otorgaron.

Así que hoy optó por aplicar aquello de “ojo por ojo, diente por diente”.

O al menos eso parece, porque en el PAN estatal no están nada contentos con el actuar de quien en los hechos debería ser uno de los líderes panistas mejor ranqueados de cara al 2024.

Por otra parte, no veo por qué tenga que justificar su acercamiento con el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, pues lo que se hace en una posición como la que goza el edil electo es hacer política como la que hoy ejecuta.

Si es o no un fuerte aspirante a suceder al gobernador, o como dicen si es el candidato del mandatario, eso ya es otra cosa.

Cualquier político, del partido que fuese, estaría encantado con esa posibilidad.

Por lo pronto, Lalo Rivera se mantiene concentrado en terminar de armar su proyecto de gobierno, de escuchar a la gente, de enlistar todas y cada una de las necesidades de los poblanos, así como de sumar a los mejores hombres y mujeres para integrar su gabinete.

Ya como dijeran por ahí, “lo demás es lo de menos”.

  1. Dicen que es muy probable que la priista y actual regidora Silvia Tanús Osorio forme parte del gabinete de Lalo Rivera.

Ya veremos si a los priistas se les hace.

poncharelazo@yahoo.com.mx

En twitter: @poncharelazo

Facebook: Alfonso González

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