Cuando de informar a la población se trata, el gobierno federal recurre a la estrategia de siempre y tratándose de seguridad con mayor razón, por lo que solo reporta aquellos delitos que muestran una sensible disminución, dejando a un lado aquellos que afectan su imagen o van en sentido contrario a sus promesas de campaña.
Si al comparar los delitos totales del periodo analizado del año en curso respecto del mismo lapso del año anterior le sigue yendo mal, entonces se va más atrás en la línea del tiempo hasta encontrar uno que sea positivo o por lo menos no tan negativo.
Pero si ni así encuentra cifras positivas entonces recurre a la omisión e incluso a la mentira con tal de no salir a decir que se equivocó en la estrategia o recurre al clásico discurso de los políticos cuando han perdido una elección: “la tendencia no nos beneficia”.
Solo así se explica que en su más reciente informe mensual la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana haya salido a decir que el homicidio doloso disminuyó 3.9% entre enero y agosto de 2021 respecto del mismo periodo de 2020; que el secuestro haya descendido un 23.6% en el mismo lapso y que la incidencia delictiva del fuero federal disminuyera un 23.5% en el mismo periodo.
Agregó que también bajaron los robos a transportista, de ganado (abigeato), a negocio (la mayoría están cerrados), de vehículo automotor y a casa habitación.
Sin embargo, omitió mencionar que los delitos del fuero común, que representan en promedio el 95% de todos los ilícitos que se registran en el país, aumentaron un 12.6% en el mismo lapso, al pasar de 1 millón 200 mil 557 de enero a agosto de 2020 a 1 millón 325 mil 163 en el mismo periodo de 2021.
Además no informó que la violación equiparada aumentó 49% a nivel nacional, fraude 41.2%, robo a transporte público individual 34.5%, acoso sexual 32%, abuso de confianza 27.5%, abuso sexual 27.4%, despojo y trata de personas 25.5%, violación simple 25%, daño a la propiedad 22%, hostigamiento sexual 20%, robo de autopartes 15.8%, robo en transporte individual 12.2%, robo a transeúnte 10%, lesiones dolosas 9.6%, narcomenudeo 8.6% y la extorsión 5.2%.
Es evidente que no se puede esconder la realidad debajo de la alfombra o adentro de un folder porque son muchos los delitos que sufrieron un incremento significativo y que no se informaron con toda puntualidad y transparencia.
Entre lo poco que se atrevió a informar la titular de la SSyPC destaca la violencia familiar, sin embargo solo dijo que disminuyó entre julio y agosto del presente año, para no decir que entre enero y agosto de 2021 aumentó 19.6% respecto del mismo lapso de 2020.
Lo único que sí reconoció debido a que era imposible de ocultar, es que el feminicidio se incrementó en 8% en mismo lapso, aunque trató de defenderse al señalar que este delito se comenzó a “tipificar con metodología clara a partir de 2019”. Justo en este rubro es donde está la mentira ya que el feminicidio se tipifica como tal desde 2012 y se contabiliza con una nueva metodología a partir de 2015, es decir se tipifica en el código penal no con la metodología, ya que ésta tiene que ver con la forma de contarlo no de sancionarlo.
Ante todo esto surge una duda razonable y tiene que ver con el gran presupuesto destinado a la Guardia Nacional y su estado de fuerza que es 100 mil elementos pero que dentro de 3 meses deberá superar los 140 mil efectivos, cómo es que más de 100 mil GN no han podido hacer lo que consiguieron 20 mil elementos de la extinta y defenestrada Policía Federal con menos presupuesto.
A lo mejor hay que darle una vuelta más o las que sean necesarias a la tuerca de la eficiencia porque a esta administración solo le quedan escasamente tres años, pero si descontamos el del destape y la elección, entonces ya solo serían dos.
No vaya a ser que dentro de 2 años le estén cantando la clásica de las piñatas navideñas “ya le diste una, ya le diste dos y tu tiempo se acabó”.