En esta entrega profundizaremos sobre el lenguaje no verbal ahora desde el enfoque de su importancia como proceso cognitivo. El lenguaje no verbal puede definirse en palabras de Cabana:
“Es una forma de interacción silenciosa, espontánea, sincera y sin rodeos. Ilustra la verdad de las palabras pronunciadas al ser todos nuestros gestos un reflejo instintivo de nuestras reacciones que componen nuestra actitud mediante el envío de mensajes corporales continuos. De esta manera, nuestra envoltura carnal desvela con transparencia nuestras verdaderas pulsiones, emociones y sentimientos. Resulta que varios de nuestros gestos constituyen una forma de declaración silenciosa que tiene por objeto dar a conocer nuestras verdaderas intenciones a través de nuestras actitudes.”
Como se aprecia, los gestos y toda manifestación de nuestro cuerpo envía de manera continua mensajes. Podemos expresar verbalmente una serie de datos, pero la intención se mostrará en las actitudes silenciosas, de ahí la importancia de observar y no solo escuchar para desentrañar las referidas intenciones de la persona con la que tratamos. El propio Darwin señaló:
“ciertas expresiones humanas, como el erizamiento del cabello frente a un terror extremo o el mostrar los dientes durante una furiosa rabia, difícilmente se podrían entender sin suponer que el hombre existió una vez en condición animal.”
Seguramente podremos ubicar diversos momentos en que hemos experimentado o visto esas actitudes, la conexión con un pasado primitivo remoto que se conecta con la evolución de la vida animal. El artículo: “El lenguaje no verbal: un proceso cognitivo superior indispensable para el ser humano”, que venimos citando nos da estas interesantes reflexiones.
“Ante la sensación de terror, no sólo se siente miedo sino que también se experimenta un aumento en la frecuencia cardiaca y respiratoria, la boca se seca, se tensan los músculos, sudan las palmas de las manos… un estímulo emocional con una intensidad significativa activa sistemas sensoriales que envían la información hacia el hipotálamo, el cual genera una respuesta capaz de modular la frecuencia cardiaca”.
Desde los años cuarenta “David Efron explicó cómo el entorno cultural y ambiental influye enormemente en la formación de muchos gestos al hacer experimentos del comportamiento gestual de inmigrantes italianos y judíos”. Se agrupan y se transmiten e imitan las actitudes.
“El psicólogo Albert Mehrabian, llevó a cabo experimentos sobre actitudes y sentimientos y encontró que en ciertas situaciones en que la comunicación verbal es altamente ambigua, solo el 7% de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38% se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55% al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración, etc.).”
Se manifiesta la predominancia de la comunicación no verbal sobre cualquier otra forma de comunicación. “La expresión gestual de las emociones es fundamental para la comunicación y la interacción social entre los mamíferos superiores, especialmente los primates y, entre ellos, el humano.”
“El trabajo de C. Darwin ha sido fundamental para entender la importancia que tuvo para la evolución y adaptación de nuestra especie el lenguaje no verbal. Lo principal es reconocer que la expresión de las emociones es totalmente innata, aunque se puede modificar por influencia del entorno social o cultural en que se viva. Pero todo homo sapiens sapiens normal en una tropa tiene una forma universal de expresar sus sentimientos y emociones.”
Concluye Corrales: “El lenguaje no verbal ha sido vital para la conservación y evolución de nuestra especie. Sin este importante proceso cognitivo no hubiera sido posible el paso hacia el lenguaje verbal. Sin la necesidad de comunicar con sonidos articulados lo que estábamos intentando comunicar con gestos, es muy posible que no hubiéramos logrado este paso tan importante.”
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