A las cosas por su nombre
Alejandro Elías
Si es de mal gusto publicar fotografías ajenas sin el crédito del autor, imagine usted montar una exposición en la que no aparece el nombre del escultor, donde las obras tampoco cuentan con fichas técnicas y, por si fuera poco, la empresa las publica en la página de Facebook como un atractivo para tomarse la selfie, obvio, sin mencionar tampoco al artista productor de esas piezas tan atractivas.
Todas las obras están hechas con metal; la mayoría de ellas con desperdicios de automóviles, motocicletas, bicicletas y motores.
La plaza Explanada Entertainment las exhibe como un atractivo para tomarse la foto a un lado de cada una de ellas; algunas alcanzan los 3 metros de altura.
Si bien la idea no es nada nueva –la hemos visto afuera de los talleres de mofles o de algunas herrerías–, el trabajo final del escultor no deja de sorprender por la calidad y precisión de su arte.
Al inicio de la muestra hay un león de gran tamaño hecho de tela de malla con una melena de hojas de lámina; sorprende la expresividad del animal, su tamaño y la proporción de su cuerpo.
Se encuentra también Darth Vader, construido con engranes, amortiguadores, cadenas, platos de clutches.
Está también Iron Man, Terminator, un rockero calavera, una especie de dragón-gárgola.
Sorprendente una llama armada con miles de bujías, o como cierre espectacular, una motocicleta Harley Davidson cuyas llantas fueron fabricadas con cadenas de rodillos –como las que utilizan las bicicletas y las motocicletas.
Bielas, pistones, tornillos, mazas, magnetos, baleros, resortes, carburadores, piñones de cigüeñal, uno que otro cárter y todo aquello que se encuentre en el tambo del kilo de un taller mecánico, sirvió para dar forma a estos espectaculares trabajos.
Las piezas evidencian que el maestro se tomó el tiempo necesario para reunir miles de refacciones usadas para luego, con una precisión digna de ser admirada, colocar de manera simétrica los lados izquierdo y derecho de las figuras, de tal forma que, si uno ve los cuerpos desde lejos, se aprecian figuras anatómicas completamente humanas.
Asimismo, se nota que se tomó la molestia de armar las partes internas y externas de la cavidad torácica –el esternón, la columna vertebral, los pectorales–; digamos que trabajó partes del cuerpo a manera de radiografías 3D a partir de los desechos metálicos.
Vale la pena la exhibición y si se encontrara en una galería ex profeso, donde no existieran los cintillos y postes para contener a los visitantes –que como imaginamos, tocarían, moverían, abrazarían y en general no respetarían la obra —luciría en todo lo que vale.
Luego de varios días preguntando, no aparece el nombre del artista, ni siquiera al preguntar directamente en la página de Facebook de la plaza Explanada, así que me surgen varias preguntas por las cuales este haya sido suprimido:
¿El expositor contrató el espacio y no pagó?
¿Las piezas fueron un encargo de la plaza y esta se tomó la libertad de omitir al autor?
¿La plaza le permitió al artista exponer su obra a cambio de que pareciera inventario propio?
¿El administrador de la plaza no sabe de exposiciones y al artista poco le importa que se omita su nombre?
¿Estamos ante el caso extraño de un artista fantasma?
F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías
@ALEELIASG