El ex rector de la BUAP, ex presidente municipal de Puebla y ex candidato al gobierno del estado, Enrique Doger Guerrero, está a punto de abandonar las filas del PRI para sumarse al proyecto de Morena y de la Cuarta Transformación (4T).
Doger ya tiene medio cuerpo y un pie en Morena.
De hecho, algunos ya lo consideran como parte de los operadores del partido guinda en el estado.
El primero, seguramente, el diputado federal, líder de la bancada de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier Velasco, a quien le organizó un evento masivo el pasado fin de semana como arranque de su carrera por la candidatura al gobierno, de cara al 2024.
Ambos están convencidos que la tienen que jugar y buscar para poder proclamarse en el estado victoriosos.
Que les sea fácil o muy complicado eso es otra cosa, porque vaya que la ruta que quieren seguir no se ve color de rosa sino todo lo contrario. Y más aún si el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta ya tiene gallo, y más si es azul.
De entrada, Enrique Doger está decidido a dejar a apoyar con todo a su amigo de mil batallas, Nacho Mier, quien se encuentra en su mejor momento político, incluso como uno de los tiradores de Morena para la gubernatura en 2024.
La influencia y el poder de Nacho se dejó ver cuando logró colocar a su hijo como candidato y prácticamente ya como presidente municipal de Tecamachalco, y a su hija, Daniela Mier Bañuelos, como diputada local plurinominal.
Tal vez el único obstáculo que tienen actualmente Nacho y Doger es la opinión y el poder del gobernador poblano, quien parece estar disgustado con ambos.
El primero, no se sabe a ciencia cierta porque no hace mucho fue uno de los aliados más confiables, incluso impulsores de las campañas barbosistas pasadas y durante la persecución contra el ex rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, vía el empresario Mario Mendivil, por el tema de Lobos.
Y el segundo, Doger, según por tener un pasado oscuro y ser amigo del primero.
Cosa delicada que tendrán que sortear Nacho y Enrique, quienes tampoco se amedrentan tan fácil porque están acostumbrados a remar a contracorriente en la política.
Así que, en ese sentido, al ex edil capitalino no le quita el sueño salir y dejar el PRI, partido que si bien le ha dado todo también lo ha dejado sin nada.
Porque a Enrique Doger en el nuevo PRI no le dieron nada.
No lo tomaron en cuenta en la construcción de la alianza con el PAN, tampoco le ofrecieron o le concedieron espacios en el Congreso del Estado, mucho menos una regiduría en el Cabildo de la ciudad.
Una delegación gestionada por el PRI nacional y el mentado Alito tampoco llegó.
Y ya ni hablamos de la dirigencia estatal tricolor, la cual se la adjudicó Néstor Camarillo Medina, actual líder y diputado priista al mismo tiempo.
A Enrique Doger lo dejaron sin nada a pesar de ser uno de los líderes más emblemáticos del PRI poblano, quien criticó las gestiones del “gober precioso”, Mario Marín Torres, quien se enfrentó al veto del marinismo por el caso de la periodista Lydia Cacho, entre otras cosas.
Al ex edil ya nada lo retiene en el PRI.
Hoy, durante su conferencia de prensa, seguramente será cuestionado sobre su posible salida, esa que aunque lo niegue ya es prácticamente un hecho porque está visto que tampoco lo quieren en las filas del tricolor.
Por ahora, el proyecto de Doger se llama Nacho Mier, quien se va a enfrentar al senador Alejandro Armenta Mier en la carrera por la candidatura al gobierno del estado de Puebla, y quien en una de esas le lleva ventaja por aquello de su campaña de reforestación.
En Morena se va a vivir una carnicería en la sucesión y en la lucha por la candidatura al gobierno, particularmente porque el barbosismo lleva mano en la designación y si no hay acuerdo puede romper para lanzar a su candidato.
Y es allí donde entra Eduardo Rivera Pérez, el presidente municipal de Puebla, quien parece el perfil adecuado para el PAN y una posible alianza con el PRI y el PRD de cara a al 2024.
Son los tres hombres y perfiles cantados para el 2024.
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