ARIANNA COS

LA MARIPOSA NARANJA

Dicen que las mujeres solemos apoyarnos más en nuestras amistades que los hombres y abrirnos más a compartir sobre nuestras vidas. Por cuestión cultural es cierto.

A los varones desde pequeños se les ha solido inculcar que deben reservarse sus sentimientos y emociones, sus inquietudes, sus inseguridades, sus fracasos, su situación sentimental sobre todo si se trata de amor o asuntos económicos, que sólo deben demostrar fortaleza (aunque por dentro se estén desmoronando) y que eso si, pueden hablar de sus triunfos.

En cambio, igual por razón cultural, está bien visto que las mujeres nos reunamos y hablemos hasta por los codos de lo que nos pasa. Y eso no quiere decir que seamos chismosas como el sexo opuesto suele opinar, simplemente somos más abiertas y empáticas porque así se nos ha educado y porque por naturaleza es cierto que somos algo más emocionales, aunque aquí también entran en juego los estereotipos.

Hombres y mujeres nacemos con las mismas emociones, cuestión que ya he señalado en este medio; es la educación machista la que va limitando el expresar de las emociones en los varones.

Pero el punto importante en la columna de hoy, es el valor de la amistad.

Cuando una amistad es verdadera y has compartido tanto de tu vida con tus amistades, el lazo de afecto y confianza se mantiene aunque te dejes de ver meses o años. Incluso pareciera al volverte a ver, que apenas te dejaste de ver ayer.

Esas amistades son las que valen la pena y las que te acompañarán el resto de tu vida en las buenas y en las malas.

Escribo esto porque justo hoy me reuní con amigas con quienes he formado un círculo de apoyo desde hace algunos años.

Como les he comentado en este espacio, yo acudía a terapias de autoayuda al Centro de Justicia para las Mujeres del municipio de Puebla.  Ahí tuve la oportunidad de conocer a mujeres muy valiosas, fuertes y resilientes, con quienes compartí importantes momentos y proyectos, que hicieron que nuestro vínculo se fuera haciendo cada vez más fuerte y la confianza entre nosotras fuera aumentando al punto de poder compartir sin tapujos lo que pasa en nuestros corazones y mentes.

Lo bonito de esto es que nos escuchamos sin juzgarnos y aunque no estemos de acuerdo en todo, hemos aprendido a aconsejarnos y a opinar sin hacer sentir mal a la otra. Una de las reglas del taller de autoayuda era oír sin juzgar y eso se nos quedó muy grabado.

Aprendimos tanto sobre emociones, autoconocimiento, tipos de personalidad, violencia, traumas del pasado, repetición de patrones, técnicas para sanar emocionalmente y muchas otras cosas más, que cuando tenemos algún atorón sentimental sabemos apoyarnos sin juzgarnos. Tratamos de aportar y de aligerar la carga emocional de la amiga en apuros.

Los círculos de amistad y apoyo entre mujeres son de suma importancia. De hecho dentro de la lucha contra la violencia hacia las mujeres figura como una herramienta fundamental para que la víctima se vaya fortaleciendo hasta lograr romper con el círculo de violencia.

Que la víctima sepa que cuenta con varias mujeres que la entienden y la auxiliarán en lo que sea necesario, le da seguridad para ir dando pequeños pasos en su camino hacia la meta de poder decir: ¡BASTA DE VIOLENCIA CONTRA MÍ!

Valoremos a nuestras amigas, apoyémoslas cuando lo necesiten, apapachémoslas cada que podamos, ya sea de modo virtual como la pandemia nos obligó a hacer o en vivo aunque por ahora no podamos hacerlo tanto, pero tratemos de estar siempre presentes aunque no podamos saludarnos diario ni vernos tan seguido.

La vida está hecha de momentos y qué mejor que disfrutar al máximo los buenos que podamos pasar con nuestras amigas, amigos y seres queridos.

¡Les deseo una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo! ¡Un gran abrazo y mis mejores deseos!

Nos leemos el 3 de Enero.

CONTACTO

@Ari_Sintesis127 en Twitter.

rodaril127@gmail.com

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