Posdata
Alfonso González
Ni los cuentos chinos, ni los “otros datos”, ni las acciones, ni mucho menos la supuesta estrategia que existe en el país para contrarrestar la inseguridad, esa que tanto presume no existe el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), han servido de un carajo.
México y muchos estados están de cabeza, con miedo, con las cifras más altas en materia de inseguridad en todos sus rubros, y Puebla es uno de los tantos ejemplos en donde las cosas se siguen agravando.
No hay día en que no aparezca un encobijado, un ejecutado, un asalto común, a mano armada, en el transporte, a casa habitación, un asesinato, un feminicidio, una violación y/o un abuso que queda en la impunidad.
La inseguridad es y seguirá siendo el pan nuestro de cada día.
La delincuencia no respeta clases sociales, ni edad, ni sexo, ni raza, ni un carajo.
El colmo en el país, y en Puebla, es que apareciera el cadáver de un bebe en el basurero de un penal, y esto ya sucedió.
¿Y nadie dice, ni sabe nada al respecto?
¿De verdad la CDH en el estado pidió a la CNDH no intervenir en el caso?
¿Pues de qué carajo estamos hechos?
¿Y qué dicen y piensan los poblanos?
Es lo único que nos faltaba para mostrar la insensibilidad y el valemadrismo de nuestra sociedad.
Aunque la indiferencia tal vez sea por el hartazgo de la gente, por lo inoperante de las autoridades federales y por la falta de efectividad de los elementos de seguridad, quienes ahora son acusados hasta de robo en los cateos que realizan, y también sucedió en Puebla.
Ni la capital se salva de las alarmantes cifras y casos de inseguridad.
Los presidentes municipales de la zona conurbada ya mostraron que no pueden contra la inseguridad por una simple y sencilla razón: no tienen una estrategia para ello.
Los ediles hacen como que gobiernan mientras los poblanos seguimos padeciendo los agravios, el abuso y la peligrosidad de la ya muy grave delincuencia.
La zona de Zavaleta, Camino Real y sus alrededores, desde la calzada hasta Cholula, son un corredor de robos, inseguridad, balazos y toda clase de riesgos.
Ni la presidenta de San Pedro Cholula, Paola Angón Silva, ni tampoco el edil de San Andrés, Edmundo Tlatehui Percino, hacen absolutamente nada para resolver el problema en esta zona residencial.
Los vecinos están hartos de la delincuencia, se roban los automóviles, las autopartes y hasta los tinacos; los ladrones entran a las residencias como si nada, en el día, durante la noche, amarran y amenazan a los habitantes para saquearles sus pertenencias y nadie hace un caramba.
El miedo es tal que los habitantes del lugar han decidido no denunciar por el miedo a la complicidad de las autoridades y los delincuentes, o a que revisen sus casas, pero ya empezaron a armarse y organizarse -tipo grupos de autodefensas- para evitar los constantes robos que existen en la zona.
¿Qué opinarán las autoridades al respecto?
¿Autodefensas en plena zona urbana de Puebla?
Los grupos van a operar con mucha discreción pero con efectividad.
A ver si no les da vergüenza a los gobiernos, y a ver si no aparecen más muertitos por el hartazgo de la gente que está hasta la madre de los robos.
Gente, hay que subrayarlo, con poder adquisitivo y con posibilidades de armarse hasta los dientes, igual con pistolas de bajo calibre que con armas largas de calibres de miedo.
Y la misma inseguridad está en Cuautlancingo, en Coronango, en Puebla capital, en Atlixco y en todos los municipios con mayor población en el estado.
De entrada, el PAN, partido que gobierna las cholulas y Puebla tiene que apretar el paso y ponerse a trabajar en nuevas estrategias para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Porque prometieron un cambio que a 3 meses no se ve.
¿De qué sirven patrullas nuevas, más elementos, si no tienen una estrategia de defensa y de prevención de delito?
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cierre del 2021 creció en un 13% la percepción de inseguridad en Puebla.
La mayoría de los ciudadanos dijeron sentirse en peligro, principalmente en cajeros automáticos, en el transporte público y en sucursales bancarias.
La ciudad de Puebla se ubicó entre las 17 urbes que a nivel nacional sufrieron “un cambio significativo” en la percepción de inseguridad en el último trimestre del 2021.
En septiembre, el 68.8% de la población se sentía insegura en espacios públicos, pero para diciembre aumentó a 81.9%.
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