Posdata
Alfonso González
Todo un show, que por poco y termina en tragedia, protagonizaron ayer diputados locales -del PAN y de Morena-, estudiantes de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) y medios de comunicación, en torno al escándalo que enfrenta la institución por la disputa de una fortuna millonaria.
Fortuna que asciende a 720 millones de dólares, la cual se pelea la familia Jenkins, herencia de William O. Jenkins.
La única novedad es que, por fin, luego de que se publicara un reportaje de la revista Proceso sobre el caso de la Udlap, del pronunciamiento -en redes- de artistas, de activistas, de las manifestaciones de estudiantes, y del rechazo a un nuevo patronato por parte de académicos y trabajadores en general, la autoridad judicial local reaccionó y ordenó la reapertura de la universidad.
Eso sí, la acción dictada por la autoridad instruye y le da la razón al patronato que desconoce la comunidad Udlap, encabezado por Armando Ríos Piter, también autoproclamado en la política nacional como “El Jaguar”.
La historia de la institución es de todos conocida y tiene por un lado a Guillermo Jenkins de Landa, y por otro al resto de sus hermanos y hasta su madre, Margarita Jenkins de Landa.
Debido al pleito legal que enfrentan, por la suma de 720 millones de dólares, la Udlap cerró sus puertas hace casi un año, fue tomada en aquel momento por la policía estatal y, posteriormente, por la auxiliar.
Actualmente, de acuerdo a las afirmaciones del gobierno del estado, a las del titular de la SEP, Melitón Lozano Pérez, y a la de diputados locales de Morena, encabezados por la diputada Nora Merino Escamilla, el estado no tiene nada que ver en el asunto porque es un tema entre particulares.
Existen dos patronatos que dicen ser los encargados de la Udlap: uno que tiene como rectora interina a Cecilia Anaya Berríos, la Fundación Mary Street Jenkins; y el otro encabezado por El Jaguar, Fundación de la Universidad de las Américas.
Empero, ya son tantas las versiones de una y otra parte, que nadie sabe a ciencia cierta quién tiene la razón, pues de los dos lados han presentado amparos y supuestas órdenes judiciales para quedarse con el control de la institución.
Debido a esto, la Udlap está sumergida en un huracán de desprestigio, de mala fama, de abuso, que ya nadie lo detiene. Incluso, la mayor parte de sus estudiantes foráneos regresaron a sus lugares de origen por el escándalo que afectó todo en Cholula.
Y todo por la ambición de los 720 millones de dólares, los cuales ya ni siquiera están en territorio mexicano sino en el extranjero.
Ayer, diputados del PAN y de Morena se enfrentaron, discutieron y se retaron a mostrar que la Udlap estaba cerrada o abierta, durante la comparecencia del titular de la SEP en el estado, Melitón Lozano Pérez.
Los diputados panistas, encabezados por Mónica Rodríguez Della Vecchia y Rafael Micalco Méndez, se presentaron en las instalaciones de la Udlap y mostraron que estaba cerrada y que se impedía el paso a los estudiantes.
Minutos más tarde, la diputada petista Nora Merino acudió al lugar con Sergio Salomón Céspedes Peregrina, líder del Poder Legislativo, y demostró, según ella, que no es el estado el que tenía tomada la universidad.
Casi a la par, los estudiantes inconformes de la Udlap se manifestaron cerrando el paso en la recta a cholula y el periférico.
Esto provocó algunos conatos de violencia, los cuales estuvieron a punto de desbordarse y en terminar en un enfrentamiento con automovilistas que los enfrentaron.
Al mismo tiempo, muchos medios de comunicación condenaron en sus notas y publicaciones el actuar de los estudiantes, a quienes acusaron de agredir a los automovilistas sin más ni más, cosa que me parece fuera de lugar.
La pregunta es: ¿A quién conviene el conflicto y desastre de la Udlap?
Porque, insistió, el prestigio de la universidad en la que estudian universitarios de todas partes del mundo ya está por los suelos y no se ve para cuándo vuelva.
Las instalaciones de la Udlap son un asco, los jardines están olvidados, la alberca, los espacios deportivos, ¿ahora qué sigue?, ¿no será mejor abrirla ya y regularizar todos sus servicios?
Me parece que es necesario que se aplique una auditoría a toda la institución para saber en qué condiciones se encuentra, y si es viable que los estudiantes ya vuelvan a las aulas de manera presencial.
Me pegunto ¿por qué hasta hoy el poder judicial y legislativo reaccionaron sobre el caso de la Udlap?
Su pasividad deja mucho que desear.
Y ojalá, de verdad, vuelva la paz, la tranquilidad y la academia a la universidad, porque a nadie conviene que la Udlap truene.
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