Miles de mujeres tomaron las calles de Puebla para manifestarse en contra de la violencia que sigue atacándolas, sin que haya intervención de las autoridades y claridad en sus estrategias para contrarrestar los ataques machistas.

Durante este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se llevaron a cabo seis marchas, todas partieron de puntos distintos, pero prácticamente con la misma consigna: alto a los feminicidios, violaciones y agresiones físicas.

Uno de los contingentes más numeroso partió de la Fiscalía General del Estado (FGE) pasando las 15:00 horas,  rumbo a Casa Aguayo,  aunque ya no se trasladaron a la sede oficial del gobernador Luis Miguel Barbosa (como estaba previsto), optaron por regresar sobre bulevar 5 de mayo, a la altura de San Francisco, para dirigirse al zócalo de Puebla.

Durante su paso, algunas realizaron pintas en los paraderos de la RUTA y algunos monumentos sin que rompieran vidrios de los paraderos; este acto lo hicieron las separatistas que se concentraron en la fiscalía para salir después de las 16:00 horas.

La manifestación fue encabezada por mujeres con niños y niñas,  embarazadas, luego siguieron las universitarias, llegó también un grupo en defensa del agua y familias conformadas por abuelas, madres e hijas.

Las consignas se escucharon fuerte a su paso: «Ni una más, un más, ni una asesinada más». “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”.

Al llegar a la plaza de armas, se encontraron con la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVAM), organización que previamente tuvo un foro en la plancha del zócalo como parte de las protestas del 8M.

Los integrantes pidieron abrir el espacio  para poder circular rumbo al bulevar 5 de mayo, destino mercado hidalgo.

A las 17:00 horas arribó otro grupo al Congreso del Estado, lugar que fue resguardado por una decena de mujeres policías; momentos antes, en el edificio del PRI municipal, una persona contratada por la dirigencia entonó Canción sin Miedo, melodía de la lucha feminista.

En el lugar, las separatistas, o bloque negro, criticaron la estrategia de colocar policías femeninas para resguardar el edificio del poder legislativo.

“Si hubiera esta cantidad de mujeres policías incluso para cuidar a las hermanas que se han llevado y nos faltan, estaríamos aquí todas y no nos faltarían más de 20 mujeres por día tan sólo en el el estado de Puebla, y lo que les interesa es su pinche congreso, lo que les interesa son sus pinche vallas, véanlas, puras mujeres, puras morras, porque saben que no les vamos a hacer nada. Eso señor Barbosa, se llama ser cobarde”.

El último bloque, también con miles, incluyó a la comunidad LGBTI, arribaron del Paseo Bravo a la plaza de armas.

La fila no tenía fin, pues las hileras se notaron de la 2 norte a la 9 norte sobre Juan de Palafox y Reforma.

“Abajo el patriarcado, que va a caer, que va a caer, arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer”, repetían, así como el estado opresor es un macho violador”.

Ya cerca de las 19 horas, el grupo radical destruyó los tapiales que colocó el ayuntamiento de Puebla para proteger el mapa de la ciudad de Puebla, también los vidrios que están a su alrededor, fue uno de los momentos tensos en la marcha feminista, pero no pasó a mayores pese a la presencia de las elementos.

Incluso, las participantes aprovecharon para tomarse fotos arriba de la maqueta que fue colocada hace seis trienios.

La marea verde permaneció afuera de palacio municipal y plancha del zócalo pasando las 20:00 horas;  encendieron fogatas, pintaron la fuente de San Miguel, las letras de Puebla y la escultura de Jan Hendrix, y paredes del centro histórico.

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