Tengo un amigo que es Sommelier.
Le gusta el ron, como a mí.
Considerando que es un experto en vinos, además de catedrático universitario en la materia, me atreví a preguntarle qué ron le parece que es el mejor.
Mientras me respondía, tratando de adivinar lo que contestaría, me vinieron a la mente n marcas de los “mejores” rones que he probado.
–-El Bacardí blanco –me dijo, mientras yo me quedé sin poder responder.
–A veces me hacen esa pregunta, y me dicen: «pero si tú eres sommelier…” Y yo les respondo: precisamente por eso.
–Así que no todo lo que brilla es oro; ¿el mejor ron, es el que a uno le gusta, y la mejor música, y el mejor coche, y el mejor país?
–No es tanto así –me dijo cuando volvimos a encontrarnos–; para beber también se debe tener cierta educación en cuanto a destilados y fermentados.
Así que surgió de nuevo el tema de las bebidas espirituosas.
Resultó, que él, como todo un caballero que es, no me reveló en la primera conversación todo lo que sabía.
Gran sorpresa me he llevado cuando me comenta que él trabajo por algo así como dos décadas en dos grandes compañías multinacionales –cuyos nombres prefiero reservarme –productoras de ron y brandy de renombre mundial y que me recomendaba evitar los destilados de barrica baratos, es decir, aquellos brandis añejos de bajo precio “porque en los años que trabajé en estas compañías me di cuenta de todos los trucos que se utilizan para su supuesto añejamiento…”
Claro que confío en mi fuente porque sé que es hombre de una sola pieza, así que escucho mejor con atención:
–Los elementos que incorporábamos a estos destilados para “añejarlos” –como la panela, la cual contiene acrilamida–, pueden ser cancerígenos; si uno consume esas bebidas, es recomendable estar muy atentos al hígado y al páncreas.
La acrilamida, de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud a través de la Unidad de Evaluación de Riesgos para la Inocuidad de los Alimentos (UERIA), de Colombia, “La Acrilamida (AA) o 2-propenamida es una amida de fórmula química CH2CHCONH2 con número de identificación CAS 79-06-1, peso molecular 71,09 g/mol. Es soluble en agua, etanol, metanol, éter dimetílico y acetona e insoluble en heptano y benceno. Esta sustancia ha sido incluida en el Grupo 2A (sospechosa de ser carcinogénica para el ser humano) por la International Agency for Research on Cancer (IARC) (16).”
El estudio, del 8 de mayo de 2012, agrega en sus conclusiones dos puntos importantes:
“1.- La presencia en Acrilamida (AA) en alimentos es un factor de riesgo para la salud ya que este peligro químico se encuentra catalogado en el Grupo 2A por la IARC, considerándolo un posible agente cancerígeno.
2.- En cuanto a las fuentes de ingreso de acrilamida en panela, se debe tener en cuenta que la acrilamida no es un aditivo alimentario sino un subproducto de la Reacción de Maillard, siendo ésta una reacción que se da en presencia de azúcares reductores y un grupo amino libre (por ejemplo, la asparagina) que pudieran estar presentes en las materias primas para alimentos. En el jugo de caña (materia prima de la elaboración de panela) se ha reportado la presencia de azúcares reductores y asparagina en concentraciones bajas.”
Por supuesto, durante la investigación sobre los efectos de la panela, me encontré con declaraciones contrarias, las que aseguran que es mentira que contenga sustancias cancerígenas; como todo en este mundo y hoy en día, hay un lado que afirma y otro que niega; por ello el lector está en su derecho de investigar y creer lo que mejor le convenga.
–Aparte de la panela, debíamos agregar al aguardiente, amidas y edulcorantes que simularan el sabor a brandy; se dejaban reposar las barricas y unos tres meses después ya estaban listas para envasar.
Esto es como en los fumadores; los empaques de cigarrillos advierten el riesgo de contraer cáncer si son consumidos.
Ya el lector sabrá si prefiere comprar destilados españoles –donde sí se hacen las cosas como deben ser –o brandis nacionales baratos.
Al gusto, cada quién.
Porque la experiencia obliga a atender aquella frase sabia: “sobre advertencia no hay engaño”.
F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías
@ALEELIASG