¿Y el alcohol adulterado?
–Para eso se usa el alcohol de caña, pero todo depende de la procedencia; yo tengo un
alcohol que traemos del estado de Jalisco, muy cerca de Guadalajara, donde hacen los
cortes perfectos; es etanol en un noventa y ocho por ciento, muy bien hecho; con eso se
hace uno las cubas en lugar de Bacardí y no pasa nada. Pero ya los aguardientes que venden
ahora de catorce pesos, esos sí son muy dañinos y desgraciadamente nuestra gente por los
bajos recursos económicos los toma arriesgando su salud, pues traen mucha mezcla de
alcoholes.
¿Afectan la vista estos aguardientes?
–Por supuesto, son los primeros órganos que afectan.
Volviendo a aquello de si el mejor vino es el que a uno le gusta.
–No, porque si a uno le gusta un vino de muy baja calidad, eso no quiere decir que sea el
mejor; un maestro mío decía que el mejor vino es el más adecuado a la ocasión y eso es una
realidad; hay veces toma uno un vino muy sencillo, de un precio económico, pero el lugar
donde lo está uno tomando, la compañía con la que uno lo toma, la temperatura adecuada a
la que lo están sirviendo. Y uno puede decir: Oye, qué vino tan bueno me ofrecieron el
sábado en casa de fulano, y no es cierto, era el ambiente, el lugar también era muy bonito,
todo era adecuado y eso en su conjunto conforma el gusto por el vino o el licor, sobre todo
en la parte del vino, la parte sensorial; el olfato es el que camina en el vino más que el
sentido del gusto.
¿Entonces hasta para beber hay que tener educación?
–Sí, sí, sí. Hay que tener cierta educación del gusto, aunque el ser humano tiene la
capacidad para decidir qué es fino y qué no es fino. Dime qué tomas y te diré quién eres,
dice un refrán. En cuestión de fermentados, los internacionalmente conocidos son el vino y
la cerveza, los cuales han acompañado a la humanidad por más de ocho mil años, de
acuerdo con los testimonios existentes en museos; aparte hay muchos fermentados, pero
regionales, como el pulque, el sotol de Sonora o el sake de Japón; el vino, por ejemplo, es
el líquido más higiénico que tiene la humanidad a la mano porque el agua viene procedente
de la filtración biológica desde las raíces de la vid; sube hasta el racimo, forma el racimo, lo
exprimen y hacen el vino; ningún fabricante le pone un litro de agua externa a su vino, cosa
que en la cerveza es diferente: cortan la cebada, la meten a los hornos para volverla malta y
ya que sacarinizaron los almidones del trigo, de la cebada, de los diferentes cereales, se
vuelve malta, los echan a los tanques de acero inoxidable y ahí le agregan agua externa, que
muchas cerveceras pregonan en su publicidad que es agua proveniente de los manantiales
de no sé dónde, de las montañas de no sé dónde, pero es agua externa y el vino es agua

interna propia de la planta, por eso decía el Dr. Luis Pasteur, que el vino es el líquido más
puro, más higiénico que el ser humano pueda tener.
¿Y los licores?
–Entramos a la fase de destilar el fermentado; meterlo en un alambique o a una torre de
destilación, dependiendo si es una empresa o en casa; compra uno los vinos baratos y ahí
destila uno, pero ese ya es otro rollo.
¿Y las cervezas micheladas o cheladas?
–Bueno, esas son modas que tiene uno qué vivir; lo tenemos en el mismo calimocho, que
es la mezcla del vino con el refresco de cola. Pero como les digo a mis alumnos: mientras
sea vino es más saludable que si se toman un Red Bull con un Jägermeister que les ataca
totalmente y la factura les va a salir muy cara el día de mañana para su corazón.
F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías
@ALEELIASG

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