Las autoridades sanitarias en España no tienen todavía la respuesta al exceso de mortandad que viene registrándose en el país ibérico en los últimos más de seis meses. Pero dicen que la culpa no es del coronavirus.

            La población en España es de 47 millones 350 mil personas  y de ésta 41 millones tiene la pauta completa de dos dosis de la vacuna antiCovid lo que permite que en la sexta ola del SARS-CoV-2 se mantenga un radio de mortandad baja así como de ingresos hospitalarios entre los contagiados.

            Sin embargo, la gente sigue muriendo y por encima de la media observada en 2019 antes de la pandemia e inclusive hay meses en 2022 que el exceso de mortandad supera a los datos de  la primera a la  tercera ola del coronavirus.

            Esas personas que están falleciendo demás no están muriendo por el virus sino por otras causas que por alguna razón misteriosa no están siendo reflejadas por el Ministerio de Sanidad en sus estadísticas.

            Y parece ilógico, porque seguimos en medio de una pandemia, el coronavirus no ha sido del todo derrotado, viene una y otra ola, de hecho ya se está aplicando una cuarta dosis de la vacuna antiCovid y próximamente España tendrá su primera vacuna producida por Hipra que permitirá proteger contra todas las variantes del virus.

            Eso es una buena noticia. Pero si el exceso de muertes observadas no es por esta causa, ¿qué lo está provocando entonces? Ya en diciembre pasado, Rafael Cascón, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, cuestionó a las autoridades sanitarias por sus datos señalando que “frente a la veintena de muertes diarias por coronavirus están produciéndose 80 de más” sin saber la causa.

            En noviembre del año pasado hubo veinte días consecutivos con muertes excesivas. Hay la sospecha de que pueda darse un mal registro de los datos, una contabilización errónea o que inclusive haya cambiado la forma de cómo contar a los enfermos y los decesos por coronavirus para favorecer la eficacia de la vacunación.

            Es decir, estamos en una pandemia declarada desde el 11 de marzo de 2020, lo que ha implicado una subida de la mortandad debido al impacto del coronavirus no solo en los grupos etarios con franjas superiores a los 65 años de edad. Muchos otros grupos etarios también han experimentado contagios, complicaciones y fallecimientos.

            Después llegó la campaña de vacunación: España comenzó a vacunar el 27 de diciembre de 2020 a partir de entonces se priorizó avanzar con la inoculación ante la ejemplaridad de la población que acudió presurosa a recibir sus dos dosis iniciales sin chistar.

            A partir de entonces inició un relajamiento de las restricciones, una vuelta a la normalidad ya sin mascarilla y sin mostrar el código QR de la pauta completa de la vacuna como requisito para viajar o para ingresar a la hostelería.

            Prácticamente la gente en su día a día está más pendiente de la gestión de su propia vida que de la evolución de la pandemia aunque casi estemos a punto de llegar a la séptima ola y Sanidad esté llamando a los mayores de 65 años de edad para ponerse la cuarta dosis.

A COLACIÓN

            La hipótesis  es que el gobierno haya dejado de contar algunos muertos por coronavirus y los esté colocando en el rubro de otros fallecidos sin saber la causa. De esta manera se lograría lo que tenemos actualmente en el mes de julio: 1 mil 872 fallecidos por coronavirus y 9 mil 687 personas que no se sabe de qué murieron catalogadas como exceso de mortandad tras registrarse 41 mil decesos. Hay casi diez  mil muertos demás en julio y nadie sabe decir cuál fue la causa, pero insisto las autoridades repiten que de Covid-19 no es.

            El propio Instituto de la Salud Carlos III indica que en julio perdieron la vida 2 mil 124 personas por la ola de calor; esto es, mata más el calor que el coronavirus en el país ibérico.

            El caso es que España está a la cabeza de toda Europa por exceso de mortandad: las muertes no esperadas han llegado a cuadruplicar la tasa de fallecidos por coronavirus. Se muere más en España que en Países Bajos, Bélgica, Suiza, Reino Unido, Italia o Francia.

            Lo que esto plantea es una falta de certezas preocupante, cómo es que a las autoridades sanitarias se le escapa  algo así de grave que atañe a la vida de los seres humanos cuyo control estadístico está bajo su responsabilidad. ¿Dónde están muriendo, cómo están muriendo y de qué están muriendo? Ese exceso de mortandad debe tener una respuesta lógica más pronto que tarde…

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