Es un medio de comunicación, considerado por muchos “masivo”. También es entretenimiento, información, cultura, música, comercialización. Ingeniería de ondas hertzianas que llegó hace más de 100 años para quedarse en el colectivo social del mundo entero. Ha sido elemento de profundos cambios sociales, en tiempos que así lo ha necesitado la humanidad; promotora de acciones para proteger la vida humana, principalmente cuando desastres naturales, las pandemias y los riesgos mundiales, acechan a los habitantes de este planeta.

Y es que no hay lugar a dudas, que la palabra “radio” es una de las más reconocidas en el mundo entero.

Y en torno a la radiodifusión, se ha desarrollado teoría, es decir “el conjunto de reglas, principios y conocimientos acerca de una ciencia, una doctrina o una actividad, prescindiendo de sus posibles aplicaciones prácticas”. La teoría sirve entonces para generalizar la comprensión de lo que nos rodea y pretende darle sentido a lo que, incluso de manera natural hace el ser humano.

Y uno de los primeros teóricos de la radio en su historia, es Eugen Berthold (Bertolt) Friedrich Brecht, dramaturgo y poeta alemán, considerado uno de los más influyentes del siglo XX. Creador del teatro épico, también llamado “teatro dialéctico”, que singularmente pudo recrear y difundir a través de las radiofrecuencias, con adaptaciones que a la postre sirvieron para lo que se conoció como radionovelas, hoy Podcast.

Estrechamente vinculada a su teoría sobre el teatro didáctico, esta nueva teoría (formulada en 1932),  por así llamarla, significó un intento de Brecht de utilizar las posibilidades de la radio para la crítica social. Proponía transformar la radio de “aparato de distribución” en “aparato de comunicación” o sea, intentaba abusar de un medio burgués para entregar un mensaje más digno y de igualdad. La radio debía entonces transformar.

La gran concentración de recursos mecánicos y también digitales, así como la creciente especialización en la formación profesional exigen una especie de rebelión del oyente, es decir, que éste se reactive y reponga como productor. Con todo, Brecht era consciente del carácter utópico de su propuesta de convertir la radio en “un medio de constante innovación”, pues hoy, la realidad indica que no hay mucho interés por escalar hacia propuestas que puedan ser fortalecedoras de esa teórica idea de “hacer radio”.

El desafío es, entre otras cosas, articular sus programas con un denominador común para generar continuidad en la que los contenidos y la artística se enlacen armónica y atractivamente, teniendo en cuenta la diversificación de la audiencia y sus niveles de atención. Para ello es importante, la producción artística (institucionales, avances, musicalización, publicidad, etc.) para generar esa sinergia entre la teoría y la práctica radiofónica.

En los inicios de la radiodifusión mundial (1927-1932), Bertolt Brecht generaba una teoría que bien podría aplicar a nuestro tiempo, pues la radio, según su planteamiento, debería habilitar la comunicación bidireccional, por lo que además de transmitir, debe recibir, crear y en definitiva, debe ser más democrática. «La radio tiene una dirección, cuando puede tener dos», escribió. Por ello, es posible no sólo emitir, sino recibir, «no sólo hacer escuchar, sino hacer hablar; no aislar, sino comunicar».

Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted ¡muy buen día!

Facebook: Omar Espinosa Herrera.

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