Forma parte de los amplios compromisos adquiridos por el presidente estadounidense, Joe Biden, de reforzar a la OTAN ante la amenaza rusa en el traspatio europeo. Ha ido cumpliendo a rajatabla enviando no solo más armas y buques de guerra sino también más tropas algo que para el presupuesto norteamericano es costosísimo.

En la pasada cita de la OTAN aquí en Madrid, Biden anunció que establecerían –adicionalmente a las bases militares que ya tienen en Europa– un sistema de tropas rotatorio para dar más movilidad a las compañías sin tener que desplazar con ellas a sus familias.

La invasión rusa a Ucrania y la información militar compartida por el Pentágono a sus aliados europeos advierte de las intenciones de Putin de no detener su invasión militar bajo la pretensión de recuperar los antiguos territorios que alguna vez formaron parte de la URSS y que ahora son países, soberanos e independientes. Hay miedo, claro está.

Ha quedado para la posteridad la portada de Times con Putin y su bigote hitleriano. Es la maldita dialéctica, esa rueca de la Historia de repetición de ciclos que pone a prueba la inteligencia humana porque ésta debería de evitar que regresasen.

Biden está reforzando todas las posiciones norteamericanas en Europa: en Cádiz, recientemente renovó su flota militar formada por el USS Carney, USS Donald Cook, USS Porter y USS Ross y la sustituyó por otras fragatas más modernas y equipadas con helicópteros potentes y lanzamisiles estratégicos. Todos los barcos han sido cambiados por el USS Arleigh Burke, el USS Roosevelt; el USS Paul Ignatius y el USS Bulkeley.

Otro de los compromisos tiene que ver con el envío de tropas sobre todo para reforzar el flanco Este de Europa: recientemente el Pentágono desplegó en Rumanía una de sus unidades de élite más relevantes, se trata de la División Aerotransportada 101, más popularmente conocida como Screaming Eagles especializada en operaciones de asalto aéreo. Ha enviado 4 mil 700 soldados.

Se trata de un grupo militar altamente especializado que se ha ganado su fama con el pulso de la Historia es rememorado por su importante participación en la Segunda Guerra Mundial en la Operación Overlord; en la Operación Market Garden; en la Batalla de la Protuberancia y en la invasión aliada a Alemania.

También se ha desplegado en las guerras de Vietnam, la del Golfo Pérsico, la guerra Global contra el Terrorismo; ha participado en Afganistán, en la invasión de Irak y en Somalia.

Ahora se encuentra en una base en Rumanía, justo a 300 kilómetros de Mykolaiv y de Jersón, precisamente una de las regiones ilegalmente anexionadas por Rusia –mediante decreto– junto con otras tres provincias más: Zaporiyia con su potente central nuclear que es la primera de Europa y la tercera del mundo; Donetsk y Lugansk.

Su despliegue ha provocado que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, se pusiese en contacto con su homólogo norteamericano, el general Lloyd Austin, para intercambiar comentarios.

A COLACIÓN

No cabe ya ninguna duda que esta guerra –la Tercera Guerra Mundial– será un parteaguas en el mundo, cambiará el orden mundial, a las instituciones y a las reglas internacionales heredadas desde finales de 1945.

La incertidumbre sobre la duración de este conflicto mantiene muy divididas las opiniones aquí en Europa, la realidad es que ya hemos llegado a un punto de no retorno y eso lo saben bien todas las partes involucradas.

Todavía en marzo pasado, cuando Turquía medió entre Ucrania y Rusia en busca de una paz, todavía en ese momento podría haberse logrado un alto al fuego.

Después de la anexión ilegal de los territorios ucranios, del decreto de Putin, de su bochornosa ceremonia, de anexionar dichos territorios a la Constitución rusa y tomar a la central nuclear bajo la potestad rusa, ya lo único que queda es continuar con la guerra. El punto es de no retorno y eso lo sabe Ucrania y sus aliados de Occidente y también el Kremlin.

Para la población ucrania el sufrimiento es indescriptible. El invierno empeorará sus condiciones, Putin lo quiere como arma para minar la moral ucrania y hacerlos rendir. Las guerras son el infierno de Dante.

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