Si la intención de relacionar al senador de Morena, Alejandro Armenta Mier, con el PAN y con su líder nacional, Marko Cortés Mendoza, es descarrilarlo de la carrera por la candidatura al gobierno de Puebla en 2024, la estrategia parece la equivocada.
La explicación del golpeteo contra Armenta es muy sencilla: es el que puntea en las encuestas.
Así que es lógico que todo mundo le pegue o intente afectarlo.
De hecho, la obligación de todo contrincante es apuntar contra Armenta para intentar colgarse de su imagen y que los arrastre.
Aunque, el senador parece estar más preocupado en otras cuestiones, que nada tienen que ver con su relación con la oposición, que en las descalificaciones.
Está más metido en seguir sumando adeptos, liderazgos, priistas, panistas, morenistas, marinistas, morenovallistas, barbosistas y militantes de todos los partidos y todas las expresiones.
Si el objetivo es sumar, no restar.
Por ello, tal vez, las plumas oficiales le siguen atizando.
Que si fue opción en 2019, que si habló con Marko Cortés, que si no no ha pisado Palacio Nacional, que si no lo reciben, que si es amigo de Ricardo Monreal, en fin, parecen desesperados.
¿Pues qué la política no se hace dialogando?
¿Por qué si no va a ser el candidato de Morena le siguen pegando?
¿Por qué si no les importa lo siguen citando?
Más bien el reflejo parece ser un rezago en las encuestas.
A pesar que tengan tapizadas las bardas de todo el estado con la promoción del séptimo mes del año.
A propósito, la próxima semana, se dice, Alejandro Armenta va anunciar nuevas adhesiones a su equipo y a sus aspiraciones para 2024.
Al parecer, empezará una nueva etapa en su búsqueda por candidatura de Morena al gobierno del estado.
Una de toma y daca.
Empero, personalmente me sigo preguntando ¿y si Alejandro Armenta no resulta el candidato?
¿Si la encuesta de Morena no lo favorece?
¿Qué pasaría si el candidato resulta ser su primo, Ignacio Mier Velasco?
¿A poco el ala barbosista de Morena lo apoyaría?
Aún falta mucho qué pensar.
¿Y si la fórmula del senador para llegar a Casa Aguayo cambia?
Porque aseguran que Armenta, aunque lo niegue, ya tiene “plan B”.
Y como no si Nacho Mier parece el protegido de los dioses.
¿Qué le convendrá a Armenta?
¿Qué en Morena en Puebla se fragmente y se sigan peleando?
¿Qué los adictos al barbosismo sigan llorando?
¿Qué Eduardo Rivera Pérez, edil poblano, la siga pensando?
¿Qué todos le tiren a su primo Nacho?
¿O que todos, aunque mal, sigan de él hablando?
Ya lo veremos.