No me puedo reponer del relato que escuché en las noticias de radio esta tarde mientras conducía, mi corazón se llenó de un gran dolor, y en mí vacío interior, lo único que había era una gran indignación.  

El noticiario reportó, que una niña de 6 años, que en vida se llamó Daniela, había sido vejada, maltratada, violada en su propia casa; las marcas en su pequeño y frágil cuerpecito evidenciaban que fue abusada de todas las formar posibles hasta su muerte; esto sucedió el 6 de octubre de 2023, en la colonia Granjas de San Isidro en la ciudad de Puebla.

Sobre esta lamentable muerte, los medios de comunicación informan diferentes versiones, lo que destaca, es que los familiares quisieron pasar la muerte de la niña como un accidente, que después de la paliza que le dio el padre, la abuela y otros mientras de la familia, la llevaron a una farmacia de la 14 sur, pero que el médico dijo que ya no la podía atender, porque ya había fallecido.

En la nota al aire, se narró que el personal de la funeraria no podía concebir el maltrato que presentaba el cuerpo de la pequeña con lesiones antiguas y nuevas, y que se negaron a incinerarla como pedían su padre y su abuela, y que dicha empresa, decidió llamar a las autoridades, lo cual, -me parece que fue la única decisión a favor de la niña, aunque  ya era demasiado tarde, aunque posteriormente ayudaría a que las autoridades indagaran a fondo lo acontecido-.

También, se dice que “los vecinos solicitaron la intervención de la Policía Municipal, tras sospechar que su fallecimiento había sido causado por la violencia que vivía.”. Salazar Eridani  (12-10-2023) “Padre y abuela asesinan a niña de 6 años en Puebla; vecinos aseguran que vivía un infierno”. (Excelsior). Además, testigos aseguran que en otras ocasiones, vieron que la niña estaba amarrada a una escalera y en esas condiciones era golpeada.

En este momento las autoridades correspondientes realizan investigaciones, y se afirma que posteriormente, cuando interrogaron al abuelo y a la madrastra, ambos actuaron de manera sospechosa y sumamente agresiva, razón por la cual fueron detenidos por al menos siete delitos.

Después de escuchar la indignante narración, a mi mente llegaron una gran cantidad de interrogantes, que francamente, ni yo misma me podía contestar. ¿Qué tan enferma puede estar una familia para ensañarse así, con una persona indefensa?,¿Cuántas veces o años suplicó que no la lastimaran?, ¿Por qué nadie la ayudó, cuando escuchaban su llanto?, ¿Sus 6 años fueron de agonía?,¿Dónde estaba su mamá?, ¿Por qué nadie la amo?, ¿Por qué tuvo que tener este fin?,  ¿Cómo pudo ser su tumba, el  lugar que debió haber sido su hogar?, la verdad es que no importan ya las respuestas, la realidad es aterradora e irremediable.

Según un recuento de Diario Cambio, este presunto feminicidio infantil es el caso número 50 en lo que va del año en Puebla, habrá que investigar esta terrible cifra.

En fin, esta terrible situación, sin duda alguna, nos lleva a cuestionarnos varios aspectos, ¿Dónde quedaron los nobles sentimientos que nacen cuando una persona asume la paternidad o maternidad, como el amor incondicional, el cariño, la ternura, la responsabilidad, la acción inmediata de buscar la protección, el bien, y el cuidado de un hijo. ¿Dónde está el amor que nace de un abuelo o una abuela ante un nieto o nieta, la alegría ante su descendencia, dónde está la comprensión, la solidaridad, la necesidad de cuidar y proteger?

No puedo creer que se pueda abusar de los menores de esta manera, es increíble que alguien no pueda detener su brutal violencia ante la mirada inocente de un niña o una niña, cómo ésta familia no pudo detenerse ante la ternura que tienen las expresiones un infante.

¿Qué tanta descomposición social debe haber, cuando una vida no significa nada, cuando no se protege la dignidad de un menor, y cuando no se cuidan los más básicos derechos humanos de un niño, como el alimento, la educación, la seguridad.

Como sociedad, ¿Qué puede hacer la educación o las instituciones ante tales brotes de violencia y brutalidad infantil?, ¿Qué podemos hacer para frenar la violencia o la crisis de valores?.

¿Dónde esta el amor al prójimo, la misericordia, el respeto, la nobleza del corazón?

Se dice que la humanidad actual, es la más violenta, y hechos como el que se narró sobre el asesinato de Daniela,  son la brutal evidencia.

Pero vamos a conocer algunas cifras, sobre agresiones contra menores de edad, el portal Red por los Derechos de las Infancias en México (REDIM)  reporta que “De acuerdo con el Registro de lesiones 2019-2022 de la Secretaría de Salud, en 2022, 32,474 personas de entre 1 y 17 años tuvieron que ser atendidas en hospitales de México por haber sido víctimas de violencia familiar o no familiar. Esta cifra representó un aumento del 18% con respecto a la cantidad de niñas, niños y adolescentes atendidas en hospitales del país por violencia familiar o no familiar durante 2021 (27,526 en total) “

En lo personal considero, que estas cifras se quedan cortas, con los casos no reportados, ni visibilizados.

Por otro lado, en este mismo portal se informa que  los cinco delitos contra niñas, niños y adolescentes que han incrementado en el país entre 2022 y 2023 (cifras de los meses de enero de cada año): “Corrupción de menores (de 145 a 146: un incremento de 0.7%), Extorsión (de 11 a 21, un incremento de 90.9%), Feminicidio (de 6 a 7, un incremento de 16.7%), Lesiones (de 1.101 a 1,445: un incremento de 31.2%), Trata de personas (de 17 a 39, un incremento de 129.4%).” Respecto a la corrupción de menores tengo mis dudas, debido a que no podemos olvidar que México ha desplazado a Tailandia, al convertirse en el primer lugar en la   producción y consumo en Pornografía infantil, repugnante delito.

Lo cierto de todo, es que la descomposición social no tiene precedentes, el escenario de violencia cada vez es mayor, la falta de valores y la empatía es cada vez más evidente, y lo más importante es que es urgente empezar a hacer cambios para frenar esta terrible situación.

Descansa en Paz Daniela, la sociedad consternada espera  es que tu caso obtenga la justicia, y los culpables cumplan su sentencia.

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