El uso de nuevas tecnologías de la información y difusión de contenido sonoro, a través del podcast, hace que la radio comunitaria se erija como el David frente al Goliat del contenido globalizado. En sus ondas hertzianas no hay algoritmos que dicten el pulso, sino voces que laten con el palpitar de las comunidades que las albergan. La radio comunitaria es un eco del espíritu colectivo, un canto de resistencia frente a la uniformidad del espectro digital.

Y es que, con motivo del Cuarto Congreso Nacional de Radios Comunitarias, realizado este mes de noviembre en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), válido es reflexionar sobre el papel que el Podcast tiene frente a una radio tradicional y 100 por ciento social, pues en algún momento, la tecnología habrá de alcanzar a las emisoras comunitarias y el camino de la innovación tendrá que ser iluminado, para generar contenidos que incluyan a los escuchas de hoy, quienes se están mudando de forma acelerada, a las que puedo nombrar en este contexto, como “las nuevas plataformas digitales de la radio”.

Estas tecnologias, herramientas, procesos y modelos radiofónicos, son discutidos por profesionales de la academia, la radio y la audiencia radial, en los diversos foros abiertos para tales acciones de emprendimiento comunicacional en la Máxima Casa de Estudios en Puebla.

Desde sus humildes comienzos hasta su papel crucial en la actualidad, las radios comunitarias siguen siendo emisoras locales que tejen su propia narrativa en el tapiz sonoro de México.

En los años dorados de la radio en México, las emisoras comunitarias fungieron como puentes entre pueblos y ciudades, transmitiendo relatos locales, noticias regionales y tradiciones arraigadas en el corazón del país. Eran faros de conexión en una geografía vasta y diversa, proporcionando una voz auténtica y una identidad sonora única para cada rincón de la nación.

Sin embargo, el siglo XXI, ha planteado un escenario diferente, donde los cambios son disruptivos. El auge del podcast, con su oferta globalizada y la facilidad de acceso, amenaza con opacar las frecuencias locales.

¿Podrían las estaciones comunitarias resistir el embate del cambio digital y mantener su relevancia en un mundo dominado por la inmediatez de los episodios descargables?

Los datos cuentan una historia intrigante. A pesar de los desafíos, las radioemisoras comunitarias en México han encontrado un nuevo impulso en la era del podcast. Según cifras recientes, el número de estaciones locales ha experimentado un crecimiento constante, adaptándose a las demandas de una audiencia que busca autenticidad en un mar de opciones digitalizadas.

De acuerdo con la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), en nuestro país hay 62 radios comunitarias asociadas a dicho organismo.

Con relación al número de estaciones de radio denominadas “Comunitarias”, un estudio realizado por Radios Libres y Radios de América, muestra que en los países centroamericanos, suman 4 mil 397 las emisoras comunitarias y sociales, mientras que en los países sudamericanos alcanzan la cifra de 28 mil 396 estaciones. El estudio también revela que Brasil lidera el espectro, pues registra 4 mil 774 emisoras que operan bajo este esquema.

Por su parte, Colombia registra 626 estaciones; Venezuela 296; Chile, 256; Paraguay tiene 228; Bolivia, 160 estaciones; en tanto que Uruguay tiene 71; Ecuador, 55; Panamá, 45 y Perú 17.

Esta resiliencia no es solo numérica; sino cultural, pues la radio comunitaria en México no solo informa; también preserva el tejido mismo de la identidad local. Las emisoras se han convertido en custodias sonoras de tradiciones, dialectos y expresiones auténticas que resisten la homogeneización del contenido global.

En este capítulo de la historia sonora no solo en México, sino en toda Latinoamérica, la radio comunitaria emerge como un testamento vivo de la resistencia cultural y mientras el podcast viaja por el éter digital, la radiodifusión en las comunidades, sigue siendo un verdadero faro de arraigo, iluminando el camino hacia una conexión más profunda con la rica historia y diversidad popular.

Hoy, la radio comunitaria en Latinoamérica es un crisol de narrativas. Cada estación cuenta historias de resistencia, de lucha y de celebración. Es un archivo sonoro que registra la riqueza cultural de una sociedad en constante transformación.

Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted ¡muy buen día!

Facebook: Omar Espinosa Herrera
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