La erupción comenzó alrededor de las 06:00 de la mañana a lo largo de una fisura de tres kilómetros (casi dos millas) al noreste del monte Sundhnukur, según la Oficina Meteorológica de Islandia. El lugar está a unos cuatro kilómetros (dos millas y media) al noreste de Grindavik, una localidad costera de 3.800 habitantes que fue evacuada antes de un episodio previo el 18 de diciembre.
El servicio meteorológico indicó que la lava fluía hacia el oeste y no suponía una amenaza inmediata para Grindavik ni para una importante central eléctrica de la zona. Los funcionarios de defensa civil dijeron que se creía que en el momento de la erupción no había nadie en el pueblo, según la cadena estatal, RUV.
“No tenía que haber nadie y no sabemos de nadie”, dijo Víðir Reynisson, director de la agencia de Defensa Civil, a RUV.
La cercana Laguna Azul cerró al inicio de la erupción y sus huéspedes fueron evacuados, agregó la cadena. Una colada de lava humeante avanzaba por una carretera junto al balneario.
A principios de semana, la Oficina Meteorológica advirtió de una posible erupción tras monitorear la acumulación de magma, o rocas semifundidas, durante las últimas tres semanas. Además, desde el pasado viernes se habían registrado cientos de pequeños terremotos, coronados por un episodio de intensa actividad sísmica alrededor de media hora antes del inicio de la erupción.
Un impresionante video de los guardacostas islandeses muestra fuentes de lava que se elevan más de 50 metros (165 pies) hacia un cielo oscuro. Una columna de vapor se eleva alrededor de tres kilómetros (una milla un media) sobre el volcán.
Islandia, que se encuentra sobre una zona de gran actividad volcánica en el Atlántico Norte, suele registrar una erupción cada cuatro o cinco años.
La más grave de los últimos años fue la del volcán Eyjafjallajokull en 2010, que lanzó enormes nubes de ceniza a la atmósfera y provocó el cierre generalizado del espacio aéreo en Europa.
Es la tercera erupción en el sistema volcánico de la península de Reykjanes desde diciembre. Allí se encuentran varias poblaciones grandes y el principal aeropuerto del país, Keflavik, que no vio alterada su actividad el jueves.
Dave McGarvie, un vulcanólogo con una vasta experiencia en Islandia, indicó que es muy poco probable que la “suave y efusiva” erupción afecte al tránsito aéreo porque genera una pequeña cantidad de cenizas.
Grindavik, que está a unos 50 kilómetros (30 millas) al suroeste de la capital del país, Reikiavik, fue evacuada en noviembre cuando el sistema volcánico Svartsengi despertó tras casi 800 años de inactividad con una serie de sismos que abrieron grandes grietas en la tierra al norte del pueblo.
El volcán entró en erupción el 18 de diciembre, pero su lava no discurrió en dirección a Grindavik, al contrario de lo que ocurrió con una segunda que comenzó el 14 de enero. Los muros defensivos que se habían reforzado después de la primera erupción pararon parte del flujo, pero varios edificios quedaron consumidos por la lava.
No hay víctimas mortales confirmadas, pero un operario está desaparecido tras caer en una de las grietas abiertas por el volcán.