Algo le pasa al dólar. La divisa norteamericana lleva meses en una fase bajista, de depreciación frente a otras monedas del mundo. Hay quienes avizoran un cambio de ciclo aunque otros analistas son más prudentes y siguen reivindicando el reinado del dólar.

¿Acaso está debilidad actual será otro episodio pasajero como ya ha sucedido en otras ocasiones desde el final de Bretton Woods? ¿Será una tendencia estructural provocada entre otras cosas porque China lleva años vendiendo sus dólares, tras convertirse en el principal tenedor de deuda denominada en el billete verde? ¿Es producto colateral de la invasión a Ucrania y las sanciones de Occidente a Rusia?

El año pasado, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, puso sobre de la mesa a sus contrapartes de América del Sur y socios del Mercosur, la necesidad de contar con una moneda propia, algo así como un euro pero sudamericano. Una divisa que dejase de lado al dólar.

Brasil es miembro de los BRICS, junto con China, India, Rusia y Sudáfrica mueven casi el 50% de la economía mundial y de un tiempo a la fecha defienden en diversos foros la necesidad de desdolarizar sus economías para favorecer a otras monedas. Rusia, con el dictador ruso, Vladimir Putin, pide abiertamente a su homólogo chino, Xi Jinping, avanzar de forma más acelerada para utilizar al yuan como nueva divisa en sustitución del dólar. Y China se deja querer.

Juntos son un grupo poderoso, recuerda Anwar Zibaoui, experto en economía y en asuntos internacionales y es que, además, significan el 45% de la población del mundo.

De forma inteligente, la diplomacia china está sumando apoyos haciendo una especie de amalgama unida por un interés común: recibir flujos de inversiones, generar riqueza económica y hacer que las naciones prosperen.

Jinping además logró que los BRICS aceptasen en sus filas a Argentina, Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, miembros ya de facto desde el pasado 1 de enero.

Y no hay que perder de vista que el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD, por sus siglas en inglés) y con sede en Shanghái ha sido creado con la contribución de los bancos centrales de los BRICS y emerge como alternativa a los organismos financieros internacionales tradicionales que utilizan al dólar para fondear a otros países.

Es decir, ante nuestros ojos va creándose un nuevo consenso, que podría ser paralelo al predominante desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que las consecuencias colaterales de la invasión rusa a Ucrania habría contribuido a detonar.

A COLACIÓN

Me parece muy interesante que el banco norteamericano JP Morgan advierta de “algunos signos de desdolarización emergente” que son innegables en la economía global.

La participación del dólar en los volúmenes de negociación de divisas se mantiene apenas por debajo de los máximos históricos del 88% y su uso en la facturación comercial no ha cambiado mucho en las últimas dos décadas. Sin embargo, en las reservas de divisas en poder de los bancos centrales de todo el mundo, por ejemplo, su participación ha disminuido a un mínimo histórico del 58 por ciento. Hay bancos centrales vendiendo dólares para fortalecer sus monedas locales.

Nótese que la mayor parte de cualquier moneda global cae aún más cuando se contabiliza el oro que ahora comprende el 15% de las reservas frente al 11% de hace cinco años.

Pero también, los BRICS están influyendo, junto con otros grandes exportadores de materias primas, que están intentando evitar el temporal económico desatado por la invasión de las tropas rusas a Ucrania y las consecuentes sanciones impuestas.

Por ejemplo, Arabia Saudita y China, han comenzado conversaciones para liquidar las ventas de petróleo a China ya no en dólares… sino en yuanes; y, también Brasil y China, han anunciado la introducción gradual de un acuerdo de compensación de yuanes para parte del comercio entre los dos países, mientras que China y Rusia también están haciendo una parte significativa de su comercio en yuanes.

Una cesta de monedas, de divisas mundiales, ya no es un sueño. El monopolio del dólar está resquebrajándose tal y como lo avizoró el premio Nobel de Economía, Robert Mundell, precisamente uno de los mentores del euro que empezó a introducirse en varias economías de la Unión Europea desde 1999 y que actualmente usan veinte países de los veintisiete que forman la UE.

También hay una parte subjetiva que en economía no puede pasar desapercibida: esa hegemonía norteamericana ya no se aprecia como tal en muchos sectores y una parte del mundo le ha perdido el respeto; esa misma que ya no se deja intimidar por el billete verde y que atisba en su debilidad, la debilidad desde la Casa Blanca.

Por Claudia Luna Palencia

@claudialunapale

claulunapalencia@yahoo.es

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here