La obra de “Los siete pecados capitales” del Filósofo español Fernando Savater, es una invitación a la reflexión con base en algunas de sus principales citas, en esta colaboración y la próxima plasmaremos algunas de ellas con la invitación a leer la obra completa.
En la obra que presenta Savater sostiene: “Los clásicos siete pecados que todos conocemos, y las virtudes que se supone puedan derrotarlos, son los siguientes: soberbia-humildad, avaricia-generosidad, lujuria-castidad, ira-paciencia, gula-templanza, envidia-caridad y pereza-diligencia”. En la reflexión sobre los llamados pecados capitales se presentan las conductas que obstaculizan el ser mejores personas, en contraposición tenemos las actitudes que nos llevan a lograr esa búsqueda de nobleza de espíritu.
Continúa el autor: “nosotros debemos ponerle límites a nuestros instintos, porque no los tenemos innatos. Tú eres responsable de poner orden en tu vida. La naturaleza en principio no pone límites, salvo los físicos.” De ahí el planteamiento sobre el ejercicio de los límites que se pueden lograr con un autoconvencimiento pero también con las restricciones que impone la vida en sociedad.
“Pero existen otros mecanismos: si tú no te controlas, la sociedad lo hace. Tiene dos formas por excelencia: la educación y las leyes. La educación está orientada a enseñarnos a reprimir nuestros deseos incontrolados. Si tú mismo no lo haces, allí está la legislación destinada a reprimirte… las leyes tratan de ser el refuerzo de tu autocontrol por si fracasas en tu intento. El problema es que la legislación no logra desactivar los deseos, porque esto iría también contra el desarrollo de la sociedad”. Destaca la apuesta por la educación, esa es la base de la transformación del ser humano, no podemos dar por sentado que los alcances y límites de la actuación se tienen identificados por las personas, se deben dar los insumos para la reflexión y las herramientas que generen las habilidades y los refuercen en los momentos de crisis, que ponen a las personas en situaciones de mayor riesgo al carecer de estos.
Con los aforismos que extrae del pensamiento de destacados filósofos nos plantea su pensamiento sobre cada pecado. “La soberbia no es grandeza sino hinchazón, y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano” San Agustín, para el autor este pecado es de los peores “-la madre de todos los vicios-, la cual puede manifestarse, además, en la vanagloria, la jactancia, la altanería, la jactancia, la altanería, la ambición, entre otros”. La soberbia es el principal obstáculo para aceptar la necesidad de cambiar o reconocer el error para corregirlo.
Sobre la gula: “El mejor condimento es el hambre” Cicerón, hoy día tenemos aspectos más complejos que pasan por los temas de salud y predominantemente la de naturaleza mental. Cada vez la nutrición es un objetivo inalcanzable y los abusos ponen en riesgo la calidad de vida, sin banalizar aspectos de lo complejidad humano al momento de ver los hábitos alimenticios.
La avaricia: “La bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre; pero el oro no apaga jamás la avaricia”. Plutarco. El ser avaro parte de una insatisfacción que no tendrá llenadera. Se puede emplear en muchos aspectos más allá del acaparar riquezas. También es cierto que: “Ayuda al otro el que tiene excedentes, capacidad y elementos para hacerlo”.
En la próxima entrega a bordaremos los planteamientos sobre la ira; la lujuria, la pereza y la envidia que completan los sietes pecados capitales.
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[1] Profesora Investigadora Titular C de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa. Catedrática de Licenciatura y Posgrado en la Facultad de Derecho UNAM.