La violencia trastoca cada parte de la vida cotidiana, y sus expresiones en los ámbitos universitarios comienzan a ser preocupantes para quienes velan por la seguridad de las y los integrantes de las comunidades educativas. Hoy se buscan otras alternativas, no solo para reconocer las violencias, sino también para prevenirlas, erradicarlas y, de ser el caso, sancionarlas.
En ese sentido, la Defensoría de Derechos Universitarios de la IBERO Puebla brindó un espacio de reflexión y exposición de una de las alternativas posibles para atender esta problemática en las universidades; se trata de la justicia restaurativa.
La Dra. Giovana Ríos Godínez, investigadora y académica del ITESO de Guadalajara, brindó una serie de claves importantes en su charla Prácticas de justicia restaurativa en entornos universitarios, en la que puso en perspectiva el enfoque punitivista que se le suele dar a los casos de faltas o violencias en espacios académicos.
“No solamente se genera un daño a la persona ofendida, se le está generando un daño a toda la comunidad universitaria”: Dra. Giovana Ríos
Comenzó por definir la justicia restaurativa como un “mecanismo alternativo de solución de conflictos usado esencialmente en aquellos delitos donde varias personas han sido afectadas, siendo la comunidad quien busca, construye y propone opciones de solución a la ofensa”.
En ese sentido, el enfoque restaurativo busca pasar de la retribución —que se basa en comprobar, culpar y castigar—, a un proceso mucho más justo, en el que valgan las voces, derechos e integridad de las partes involucradas, sin dejar de lado que hubo una falta.
Así, la finalidad de la justicia restaurativa es que “logremos una verdadera justicia, que tiene que ver con esa percepción que tenemos los seres humanos. Cuando decimos que ‘se hizo justicia’, es muy diferente a que un juez nos diga ‘esta es la justicia que te corresponde’”, explicó.
Una práctica con este enfoque es la junta restaurativa, que es aplicable en lugares donde más de una persona fue afectada, y todas y todos en conjunto determinan la solución a la falta con el principal objetivo de reintegrar a la comunidad a las personas ofendidas y al imputado .
El círculo restaurativo, por otra parte, es un mecanismo de acompañamiento, contención y diálogo donde se involucra a los implicados, los afectados y a la comunidad en general para llegar a una resolución. Esta medida prioriza la horizontalidad y la libre determinación de las personas.
Por último, está la conferencia restaurativa: una medida en la que se incluye a familias, comunidades, actores de la sociedad civil, trabajadores y abogados, para poder llegar a una reparación del daño cometido. Aquí si bien “es muy importante que el infractor pueda darse cuenta de que su acto tiene una repercusión”, no se busca humillar, castigar o señalar; más bien, se dirige a la contención y reparación integral del daño.
“Por eso el enfoque restaurativo en el ámbito universitario es muy bueno: porque nos va a permitir entrarle a situaciones de conflicto donde haya asimetría de poder”, como suele pasar en casos donde hay ofensas de maestros a estudiantes, o de autoridades a subordinados; estas medidas priorizan el diálogo, el respeto y la horizontalidad en los casos de violencia.