Por: Perla Gómez
Continuamos con la obra de “Los siete pecados capitales” del Filósofo español Fernando Savater, en la reflexión que hace de los pecados con base en la reflexión de pensadores clásicos y figuras históricas.
Respecto a la Lujuria, Savater destaca: “recordemos que la tradición cristiana subdividió estos vicios en: fornicación, estupro rapto, incesto, sacrilegio, adulterio, polución voluntaria, sodomía y bestialismo”. Es un debate contemporáneo, si se sitúa desde la visión religiosa los aspectos que llevan el acto sexual y la excitación al vicio y el pecado.
La Pereza: “es la falta de estímulo, de deseo, de voluntad para atender a lo necesario, e incluso, para realizar actividades creativas o de cualquier índole. Es una congelación de la voluntad, el abandono de nuestra condición de seres activos y emprendedores”. Se debe distinguir este pecado con el ocio, este lejos de ser vicio es una virtud en la cual se crean, fomentan y disfrutan las bellas artes. Frente a este pecado tenemos “el antídoto contra la pereza es la voluntad y, muchas veces, la conciencia de la necesidad”. Hoy día tenemos como padecimiento depresivo y de salud mental la procrastinación que hace que las personas posterguen sus actividades como una dejación de las responsabilidades, desde las más pequeñas hasta las vitales.
Finalmente, la Envidia. Voltaire decía “la mejor venganza contra nuestros enemigos es ser felices”. Lo anterior tiene un sustento psicológico, por un lado, el tiempo que alguien destina en pensar en quien envidia y por otro el ignorar a esa persona como la peor afrenta, además se convierte en la mejor actitud anímica el ser felices porque es quitarle todo poder a la persona que pretende hacer daño. Napoleón “sostenía que la envidia es una declaración de inferioridad”. El sentir envidia por alguien parte de comparar y sentirse menos que esa persona, de ahí la importancia de la autocrítica cuando esos pensamientos y sentir aparecen, algo debemos atender sin caer en las peores actitudes que dejan de dignificar nuestras vidas.
En la parte final de su libro Savater señala lo que es para él el principal pecado de la humanidad en la actualidad, que “es la crueldad palabra que viene de cruer que significa “la sangre se derrama”. Coincido con esta afirmación, la crueldad hacia cualquier ser vivo es el inicio de la violencia, todo asesino serial es un maltratador de animales (sintientes), toda deshumanización parte de la crueldad y si esas conductas se toleran en lugar de erradicar, desde visibilizar, tomar conciencia y atender desde la apuesta de la educación y la identificación de esas prácticas en la sociedad.
Nos comparte la visión de Mahatma Gandhi, que tenía “su propia versión sobre los siete pecados: riqueza sin trabajo, placer sin conciencia, conocimiento sin carácter, comercio sin moral, ciencia sin humanidad, culto sin sacrificio y política sin principios”. Cada uno amerita una reflexión profunda, Gandhi fungió como pitonisa de nuestro tiempo, la frivolidad con la que se accede a la riqueza (entre corrupción o pseudo líderes y personas notorias gracias a las ridiculeces que monetizan en redes); el placer sin conciencia que se hace insaciable y paradójicamente no logra la felicidad o paz mental; el conocimiento que se vende al mejor postor (más en la era de la posverdad en donde vale más el sentir que la realidad y los silencios son cómplices con la avanzada de la barbarie por encima de la razón); la pérdida del contacto místico o religioso (con el fundamentalismo como la peor expresión en cualquier creencia o ideología); y la política sin principios, que con tantos casos vívidos no amerita mayor comentario.