Por: Omar Espinosa 

La información fluye a una velocidad vertiginosa y los medios pueden ejercer gran influencia sobre nuestras percepciones y decisiones, es aquí donde podemos aplicar el concepto de “comunicación asertiva”, que ya está de moda en diversos círculos psicológicos, de la comunicación, política y hasta en el periodismo.

Esta forma de interacción permite a las personas expresar sus ideas, sentimientos y necesidades de manera clara y directa, respetando los derechos y opiniones de los demás. No solo mejora nuestras relaciones interpersonales, sino que también nos capacita para enfrentar la omnipresencia de los medios de manera crítica y reflexiva.

La teoría de la aguja hipodérmica, formulada en la primera mitad del siglo XX, sugiere que los mensajes de los medios se inyectan directamente en la mente de los receptores, sin filtración ni cuestionamiento. Este enfoque subraya la pasividad del receptor ante el bombardeo constante de información.

En contraste, la comunicación asertiva ofrece una defensa contra esta pasividad: en lugar de aceptar los mensajes de manera acrítica, nos invita a analizarlos, cuestionarlos y responder activamente; así, una persona asertiva no solo defiende su punto de vista, sino que también fomenta una comunicación más crítica y reflexiva, esencial en un entorno mediático saturado.

El concepto de comunicación asertiva tiene sus raíces en las décadas de 1950 y 1960, en el contexto de la psicología humanista y conductual. Pioneros como Joseph Wolpe y Arnold Lazarus fueron fundamentales en su desarrollo, integrando técnicas asertivas en terapias conductuales para ayudar a las personas a manejar mejor las situaciones conflictivas.

Estos procesos psicológicos aplicados a la comunicación han demostrado ser efectivos en mejorar las habilidades interpersonales y la salud mental, permitiendo una expresión honesta y respetuosa de sentimientos y necesidades.

La importancia de la comunicación asertiva en la actualidad es innegable, pues además, promueve un ambiente de confianza y entendimiento mutuo, esencial para relaciones personales saludables.

Igualmente, la comunicación asertiva promueve la salud mental, al permitirnos expresar emociones y necesidades de manera saludable, para dar paso la reducción del estrés y la ansiedad que suelen acompañar a la comunicación pasiva o agresiva.

Al ser asertivos, podemos abordar nuestras preocupaciones de manera constructiva, evitando la acumulación de resentimiento y frustración.

Al respetar los derechos y opiniones de los demás, la comunicación asertiva crea un ambiente de cooperación y respeto, fundamental para cualquier interacción social positiva. Esto es crucial en entornos multiculturales y diversos, donde la comprensión y el respeto por las diferencias son vitales.

En entornos laborales, la comunicación asertiva mejora la productividad y el ambiente de trabajo; contribuye a una mejor colaboración, claridad en las expectativas y un ambiente más positivo y productivo. Los equipos que se comunican asertivamente tienden a ser más eficientes y a experimentar menos conflictos internos.

Finalmente, facilita la toma de decisiones informadas. Promueve el intercambio abierto y honesto de información, permitiendo decisiones más informadas y consensuadas.

Para poner en práctica la comunicación asertiva, es fundamental dominar ciertas técnicas, especialmente en relación al uso de la voz y la comunicación corporal y gestual.

La modulación de la voz es esencial.

Utilizar un tono de voz firme pero calmado, evitando tanto la agresividad como la pasividad, transmite confianza y seguridad. Mantener un volumen adecuado, que sea audible pero no intimidante, es clave. Hablar demasiado bajo puede parecer inseguro, mientras que hablar demasiado alto puede percibirse como agresivo.

Controlar el ritmo del habla, evitando hablar demasiado rápido, lo que puede denotar nerviosismo, o demasiado lento, lo que puede parecer indeciso, facilita la comprensión y demuestra control sobre la situación.

El lenguaje corporal y gestual también juega un papel crucial. Adoptar una postura erguida y relajada, evitando cruzar los brazos o encogerse, transmite seguridad y disposición al diálogo. Mantener un contacto visual adecuado demuestra interés y respeto hacia el interlocutor.

Utilizar gestos que complementen y refuercen el mensaje verbal, con movimientos suaves y naturales de las manos, puede ayudar a enfatizar puntos importantes, mientras que gestos excesivos o nerviosos pueden distraer o restar credibilidad al mensaje.

Así, all adoptar y practicar técnicas de comunicación asertiva, podemos mejorar nuestras relaciones, promover nuestra salud mental y construir un entorno más productivo y respetuoso.

La comunicación asertiva no es solo una herramienta de interacción; es una clave para un futuro más consciente y equilibrado.

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