La obra de “Moral y Política” del Filósofo francés Albert Camus, es un acercamiento desde el humanismo a la revisión de la política y aspectos del ser humano en su función social. En cinco entregas analizaremos esta importante reflexión, en esta primera parte veremos la parte crítica que hace al ejercicio del periodismo.

 

Comienza Camus: “La verdadera desesperanza no nace ante una obstinada adversidad, ni el agotamiento de una lucha desigual. Proviene de que no se perciban más las razones para luchar e, incluso, de que no se sepa si hay que luchar”. Esta frase tiene una vigencia contemporánea al ver el margen cada vez más amplia de abstencionismo en los procesos electorales del mundo, pareciera que ya no hay caso en manifestar una elección y se deja libre la llegada al poder de quienes ya no requieren rendir cuentas frente a la apatía de sus gobernados.

 

Continúa el autor: “A los hombres nada les es dado y lo poco que pueden conquistar se paga con muertes injustas, Más la grandeza del hombre no está allí. Está en su decisión de ser más fuerte que su condición y si su condición es injusta, hay una sola manera de superarla: ser justo él mismo.” Ante esa apatía frente a lo que no se puede controlar la solución está en empezar por uno mismo.

 

“Entonces matar al justo no alcanza, es menester matar su espíritu para que el ejemplo de un justo que renuncia a la dignidad del hombre desaliente a todos los justos y a la justicia misma”. El costo de contar con personas congruentes que critiquen es tan alto, que cuando emanan quienes dejan a un lado la mezquindad y abonan a la razón y la dignidad, se ataca a la reputación para desmotivar que otras personas lo sigan.

 

Frente a estos contextos se plantea la siguiente pregunta: “¿Qué queríamos nosotros? Una prensa clara y viril, con un lenguaje respetable. Durante años, un artículo podía costar a sus autores la prisión o la muerte, y ellos lo sabían. Es evidente que para esos hombres las palabras tenían un valor y debía reflexionarse sobre ellas”. Todo control del poder pasa con el control de la prensa que es la forma manifiesta de la libertad de expresión y el valor inescindible de la democracia que es la pluralidad informativa.

 

Destaca Camus: “La tarea de cada uno de nosotros es pensar bien lo que nos proponemos decir, modelar poco a poco el espíritu de nuestro periódico, escribir cuidadosamente, y no perder jamás de vista esta inmensa necesidad de dar al país su voz auténtica. Si logramos que esa voz sea la de la energía y no la del odio; de la altiva objetividad y no de la retórica; de la humanidad más más bien que de la mediocridad, entonces mucho se habrá salvado y nosotros no carecemos de mérito”. Ahí la máxima de la esencia del ejercicio periodístico (cuya relevante labor ejerció el propio Albert Camus, la fuerza de la palabra con un ejercicio humanístico.

 

Remata en esta función que “…esto lleva a pedir que los artículos de fondo tengan fondo y que las noticias falsas o dudosas no sean presentadas como verdaderas”, situación que se adelantó a los peores lastres que vemos en ese pseudo periodismo actual, “no olvidamos el esfuerzo de crítica que nos parece necesario en este momento”. Siempre es necesario el escrutinio con responsabilidad.

 

En las próximas entregas entraremos a los planteamientos con vertiente humanista que es el eje de su filosofía del absurdo de Camus.

Twitter @TPDI

Profesora Investigadora UAM Cuajimalpa. @uamcuajimalpa, @Yo_SoyUAM

[1] Profesora Investigadora Titular C de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa. Catedrática de Licenciatura y Posgrado en la Facultad de Derecho UNAM.

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