Perla Gómez Gallardo[1]
En la revisión que iniciamos de la obra de “Moral y Política” del Filósofo francés Albert Camus, continuaremos con las frases ahora en las que plante la introspección y su relación con el ejercicio de la libertad y la aspiración al orden, de la siguiente forma:
Continúa Camus: “Que la vida sea libre para cada uno y justa para todos”. Breve frase con uno de los pilares de la reflexión del humanismo existencial que planteó en su filosofía nuestro autor en estudio. Es el equilibrio de la esencia del ser que es su libertad y la aspiración de la aplicación de la equidad al caso concreto, que implica el darle a cada uno lo que le corresponde.
Se plantea el autor: “¿Cuándo decimos que un hombre ha puesto orden en su vida? Es necesario para ello que se haya puesto de acuerdo con su vida y que se haya conformado su conducta a lo que cree verdadero. El rebelde que, en el desorden de la pasión; muere por una idea que ha hecho suyo, es en realidad un hombre de orden porque ha ordenado toda su conducta según un principio que le parece evidente.” Como se aprecia se parte de uno mismo para luego plantear el orden, entra a su planteamiento esencial del “hombre rebelde” cuyo alcance es positivo al reconocer su propio caos.
“No hay orden sin justicia, y el orden social de los pueblos reside en su felicidad”. Este axioma (verdad evidente) de que no se puede hablar de orden sin justicia y que no hay sentido de la llamada justicia sino se aspira a la felicidad de los pueblos, es uno de los anhelos de constante búsqueda.
Reflexiona sobre las implicaciones de la necesidad del orden: “El resultado es que no se puede invocar la necesidad del orden para imponer la propia voluntad, pues de este modo se toma el problema al revés. No se debe exigir orden para gobernar bien, sino que hay que gobernar bien para lograr el único orden que tiene sentido. No es el orden el que refuerza la justicia, sino la justicia la que da certeza al orden”. El buen gobierno es garantía del orden, así la justicia como eje de esta búsqueda es la guía de ruta que permite alcanzar el orden cuando se práctica en su ejercicio.
Destaca Camus: “Siempre se gana al dirigirse a la que hay de cómodo en el individuo y que es el gusto por la tranquilidad. Elegir el honor no es posible sin una terrible exigencia hacia sí mismo y hacia los demás. Esto es fatigoso con toda seguridad”. Reitera esa búsqueda de la exigencia personal antes que hacia los demás, en el entendido de que la congruencia personal es lo que permite generar esa búsqueda del orden a través de la dignificación del honor que implica ese tipo de actuar.
Comienza Camus con los acercamientos en torno a lo que es: ”La política (no decimos la acción) no necesita genios. Los asuntos humanos son complicados en su detalle, pero simples en sus principios”. Así el llamado “arte del buen gobierno” en palabras de nuestro autor no requiere de la genialidad, cierto es que la complejidad humana está en el detalle, pero los principios son los fundamentos que deben darse de la manera más sencilla posible, para justo ahí lograr los consensos.
Seguiremos la revisión de este ensayo de Albert Camus en las siguientes entregas a través del análisis de algunas de sus citas destacadas sobre los aspectos de la moral (desde su fuero interno) y su impacto en lo que plantea como política.
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Profesora Investigadora UAM Cuajimalpa. @uamcuajimalpa, @Yo_SoyUAM
[1] Profesora Investigadora Titular C de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa. Catedrática de Licenciatura y Posgrado en la Facultad de Derecho UNAM.