En el contexto educativo contemporáneo, el diseño de materiales didácticos en matemáticas debe adaptarse a los rápidos cambios tecnológicos, industriales y sociales. afirmó Damián Emilio Gibaja Romero, Director del Departamento de Matemáticas de la UPAEP, al señalar los retos y las oportunidades que implica esta transformación.
Damián Emilio Gibaja resaltó que los materiales didácticos son una herramienta esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que sirven como respaldo para revisar conceptos y metodologías. «Los materiales didácticos nos ayudan a comprender de mejor manera el pensamiento matemático y cómo llevarlo a la práctica», comentó, haciendo énfasis en la complejidad que enfrentan hoy tanto profesores como estudiantes debido a los procesos sociales e industriales actuales.
Uno de los puntos clave en su discurso fue el enfoque en el aprendizaje basado en problemas, una metodología que permite aplicar los conceptos teóricos de las matemáticas a situaciones prácticas. Gibaja Romero subrayó la importancia de diseñar materiales que no solo presenten los contenidos de manera accesible, sino que también guíen a los estudiantes en la resolución de problemas reales. «Es necesario anticipar las posibles reacciones de los estudiantes y profesores ante estos materiales y buscar siempre los resultados correctos», añadió.
El académico reconoció que, aunque las herramientas tecnológicas como el software y el hardware facilitan el cálculo de ciertos procesos matemáticos, el uso de estas herramientas debe ser equilibrado. «No podemos dejar de lado la formalidad. El pensamiento matemático no es solo cálculo o repetir lo que encontramos en internet», advirtió. En este sentido, los materiales didácticos deben ayudar a los estudiantes a acceder a la información de manera coherente y relevante, manteniendo siempre el equilibrio entre teoría y práctica.
Asimismo, el académico destacó un desafío actual, el acceso desigual a la tecnología y la información. «Muchas veces la información está desconectada de los contenidos educativos, y debemos ser conscientes de ello», explicó. Los materiales deben fomentar una comprensión profunda de los conceptos matemáticos, permitiendo a los estudiantes resolver problemas prácticos a partir de una base teórica sólida.
También destacó el papel de los profesores como curadores de información en un mundo donde abundan los recursos digitales e impresos. «Debemos priorizar los contenidos más relevantes y generar significancia en los estudiantes», afirmó, enfatizando la importancia de enseñar a los alumnos a utilizar los recursos de manera crítica y efectiva. El acceso ilimitado a información, comentó, puede tener consecuencias negativas, como la pérdida de habilidades para resolver problemas manuales y la falta de comprensión en el uso de herramientas digitales.
En este punto, Gibaja Romero alertó sobre el riesgo de depender demasiado de la inteligencia artificial (IA) en el proceso educativo. «Estamos generando analfabetismo analógico y digital. Los estudiantes deben reflexionar y no perder de vista la importancia del razonamiento humano», señaló. Aunque la IA puede simplificar ciertos cálculos, es esencial que los estudiantes mantengan la capacidad de identificar errores y comprender los conceptos matemáticos en su totalidad.
Una parte fundamental de su intervención fue la descripción de las habilidades que componen el pensamiento matemático: cálculo, representación, comunicación, interpretación, aplicación, análisis y la identificación de supuestos. «Las matemáticas no son solo algoritmos o procesos repetitivos», explicó Damián Emilio Gibaja, «sino que abarcan una serie de habilidades que nos ayudan a comunicarnos y a analizar problemas en diversas disciplinas como la ingeniería, la economía, la biología y la física».
El diseño de materiales didácticos debe, según el académico, ayudar a los estudiantes a percibir el valor integral de las matemáticas, fomentando una comprensión profunda que les permita enfrentar problemas complejos de la vida real. «Debemos evitar ser exhaustivos en clase. Los profesores no estamos aquí para resolver todos los problemas de los estudiantes, sino para guiarlos y despertar su curiosidad», añadió.
Advirtió sobre el mal uso de la IA en el aprendizaje matemático. «Debemos enseñar a los estudiantes a reconocer cuándo algo está mal», subrayó. La comprensión profunda de los conceptos matemáticos permitirá a los estudiantes identificar las limitaciones de la IA y utilizarla de manera responsable. «La inteligencia artificial aprende de nosotros, y si le proporcionamos información incorrecta, generará resultados incorrectos», puntualizó.
Insistió en la necesidad de fomentar la reflexión crítica en el diseño de materiales didácticos. «Aplicar cosas sin dirección solo nos lleva a deshacer lo hecho», dijo que los materiales didácticos deben ser estratégicos y aportar un valor real a la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas en la actualidad.
Rubí Jannet Cabrera Ramírez, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPAEP, destaca la importancia de los materiales didácticos basados en problemas como una herramienta clave para desarrollar competencias críticas en los estudiantes.
Cabrera Ramírez subrayó que los materiales didácticos diseñados para la enseñanza de matemáticas no solo responden a las necesidades internas del aula, sino que también están alineados con marcos globales como la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes) y los principios de la Nueva Escuela Mexicana. Ambos modelos comparten la visión de formar estudiantes con habilidades reflexivas, críticas y prácticas para enfrentar los retos emergentes, tanto dentro como fuera del entorno escolar.
La enseñanza de las matemáticas se ha vuelto una cuestión esencial en el contexto de los cambios sociales, económicos y educativos que marcan la actualidad. Rubí Cabrera señala que, para enfrentar estos desafíos, es crucial integrar la tecnología y fomentar un pensamiento crítico y la resolución de problemas dentro del aprendizaje de las matemáticas. «El desarrollo de habilidades socioemocionales, un enfoque inclusivo y diferenciado, la interdisciplinariedad y evaluaciones más reflexivas son factores esenciales que demandan una mayor flexibilidad en la enseñanza», explica la académica.
El trabajo de Cabrera Ramírez se basa en la metodología de Aprendizaje Basado en Problemas (ABP). Este enfoque permite que los estudiantes enfrenten situaciones reales a través de problemas esenciales, que luego se utilizan para introducir conceptos, procedimientos, representaciones y argumentos. «No cualquier problema puede ser utilizado en la enseñanza de matemáticas. Es fundamental que estos problemas sean pertinentes, complejos y coherentes», apunta.
Para determinar esta pertinencia, Rubí Cabrera ha adoptado el enfoque onto-semiótico, que clasifica los problemas en función de seis dimensiones: epistemológica, ecológica, cognitiva, afectiva, interaccional y mediacional. Con esta metodología, han desarrollado dos antologías de apuntes didácticos: una para álgebra lineal y otra para razonamiento matemático. Los resultados son impresionantes: en álgebra lineal, los apuntes cubren el 75% de los contenidos del curso a través de un solo problema, mientras que en razonamiento matemático, se ha logrado abarcar el 90% de los temas con un enfoque similar.
La implementación de materiales didácticos basados en problemas no solo busca mejorar el rendimiento académico de los estudiantes, sino también prepararlos para adaptarse a un entorno en constante cambio. «El enfoque pedagógico debe ser dinámico, abierto y flexible, orientado a formar estudiantes capaces de enfrentar los retos actuales con pensamiento crítico», manifestó Cabrera Ramírez.
Este trabajo representa un paso significativo hacia la mejora de la enseñanza de las matemáticas en México y responde a la necesidad de un enfoque más contextualizado y práctico, capaz de generar un impacto duradero en las habilidades de los estudiantes.
Rubí Cabrera reiteró su compromiso con la mejora continua en la enseñanza de las matemáticas, siempre enfocada en preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos del siglo XXI.