Conocí a la actual presidenta de México hace muchos años, cuando todavía era yo estudiante en la Facultad de la Economía de la UNAM y el que entonces era el grupo político de la Dra. Sheinbaum buscaba desestabilizar la rectoría del Dr. Francisco Barnés, a raíz de que buscó actualizar las cuotas anuales que se pagaban en la UNAM por cursas estudios de licenciatura y que, en ese entonces, equivalían a $0.20 MXP -sí, 20 centavos-.  En definitiva, la presidenta es una mujer inteligente, decidida y disciplinada que espero que sepa aprovechar los análisis y diagnósticos de quienes no coinciden con ella, pero están igualmente comprometidos con México, para que haya cada vez mayores consensos y mejores políticas públicas en país.  Y dado que esto se trata de siempre aportar en favor de un mejor México, desde Síntesis ¡5 puntos para empezar a entender la economía que le dejaron a la presidenta Sheinbaum!:

 

Punto 1. El motor del crecimiento.  En términos económicos, la reforma más importante del país sucedió al final del Siglo pasado cuando México decidió aprovechar las excepcionales ventajas de su ubicación geográfica y, en lugar de tratar de impedir el comercio internacional mediante la imposición de aranceles, ingresó al entonces GATT -hoy Organización Mundial de Comercio- y, comenzando con el TLCAN -hoy T-MEC-, echó a andar una ambiciosa red de acuerdos comerciales que, al día de hoy, incluye 14 Tratados de Libre Comercio, 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y 9 acuerdos de alcance limitado.  Tan exitosa ha resultado la estrategia de apertura comercial que, desafortunadamente, no hemos generado otros motores de crecimiento económico y la viabilidad económica mexicana depende de nuestra competitividad, el acceso preferencial a los mercados de nuestros socios comerciales y las inversiones que la calidad de nuestra mano de obra y el acceso preferencial al mercado más grande del mundo -los EE. UU.-, puedan atraer.  Desafortunadamente, en el sexenio anterior, la dinámica de la economía mexicana parece haberse “desacoplado” de la norteamericana -aquella crece al doble de lo que lo hace la nuestra- y, con tantas polémicas y frentes abiertos con los EE.UU y Canadá, Texas está convertido en nuestro principal competidor en la carrera por los beneficios del “nearshoring”.

 

Punto 2.  No hay crisis económica, pero tampoco crecimiento.  La presidenta Sheinbaum no recibe una economía al borde del abismo de una crisis sexenal, pero sí tiene que lidiar con una en mal estado que, además de no crecer, fiscalmente está comprometida y cuyo “espacio fiscal” se reduce cada año.  Respecto al crecimiento, la economía mexicana no sólo se rezaga respecto a la de EE. UU.; desde la perspectiva histórica y con un crecimiento acumulado del PIB del 4.5% el sexenio, el lopezobradorista (2018-2024) es el de menor crecimiento desde el de Miguel de la Madrid (1982-1988); aún peor, cierra con una tendencia decreciente. Y sí, estoy de acuerdo en que hay que tomar en cuenta el impacto de la pandemia por el COVID-19 en la economía, pero desde una perspectiva global.  Vista así, la caída del PIB en el México asociada al impacto de la pandemia fue del doble de la registrada como promedio anual, respecto.  Dicho de otra manera, algo tuvimos que haber hecho mal para que, en los últimos 6 años, no sólo nos hayamos desacoplado de la economía norteamericana, estemos creciendo menos que ellos, y la pandemia nos haya pegado el doble en términos de decrecimiento económico y, después de eso, nos haya tomado más tiempo consolidar el crecimiento.

 

Punto 3.  De entrada, el déficit.  Después de morderse el cachete cada vez que escuchaba los chistes que iban en el sentido de que, de tan disciplinado que había resultado para contener el gasto público, el ex presidente López Obrador resultaba ser más neoliberal que los ex presidentes Salinas y Zedillo, en su 6to. año de Gobierno, AMLO se desquitó de la disciplina fiscal y su administración pasó de un déficit anual primario equivalente a 2% del  PIB, a uno del 6% en 2024.  Uno podría ingenuamente suponer que 4 de los 100 puntos porcentuales que del PIB, no es tanto; pero resulta que el país no había incurrido en un desbalance tan grande, pero en México no habíamos tenido uno así desde los años 80’s y llevarlo del 6% al 3% del PIB implica un recorte de alrededor de 480 mil millones de pesos al gasto y un incremento en los ingresos de 330 mil millones.  ¿Qué va a dejar de financiar la SHCP o a quién le va a sacar recursos frescos? Recordemos que el gobierno, por sí mismo, no produce un solo peso, sino que administra lo que los ciudadanos le damos. ¡Ah! aún falta considerar los pasivos de PEMEX, que es la empresa petrolera más endeudada del mundo, y los de CFE, que en el sexenio que terminó volvió a ser deficitaria.

 

Punto 4.  No hay espacio fiscal ¡y va a haber menos!  Cuando se revisan por primera vez los presupuestos gubernamentales, es muy común “marearse” por la cantidad de ceros y lo elevado de los montos que se manejan, por lo que suena hasta a burla cuando a los pocos días se escucha a los servidores públicos declarar ante, los medios de comunicación que no tienen dinero y que corren el riesgo de enfrentar una crisis de liquidez.  Sin embargo, la explicación es bastante menos sofisticada y más pedestre de lo que se puede imaginar: hay rubros de gasto que el gobierno no debe tocar, como los dedicados al pago de la deuda y compromisos internacionales, la nómina de burócratas, magisterios, médicos, enfermeras y personal del sector salud, en el caso del Gobierno Federal lo que por Ley le tiene que transferir a los estados y los municipios y, actualmente, también tiene que considerar los apoyos sociales.

 

Punto 5.  Datos, datos, datos.  En este sentido, hay que iniciar por reconocer que México no tiene un sistema recaudatorio particularmente accesible y que tampoco ofrece buenos resultados, pues en la razón entre la recaudación y el PIB de la economía para un año determinado, México presenta la recaudación, como porcentaje del PIB, más baja entre todos los países de la OCDE y también es menor a otros referentes latinoamericanos como Brasil, Chile o Colombia.  En el caso del presupuesto federal para este año, y pese a que se tuvo considerado un gasto por la cifra récord de 9.06 billones de pesos, el 80% ya está comprometido en el pago de pensiones, gasto federalizado y costo de la deuda, principalmente.  Si se toma en cuenta que en 2020 comienza el proceso de envejecimiento del perfil poblacional de México por lo que, si no sucede nada extraordinario, cada año habrá más mexicanas y mexicanos con más e 60 años, por lo que cada año se le tendrán que asignar más recursos al programa y, a menos que haya una reforma fiscal que aumente los recursos que, como ciudadanos, le cedemos al Gobierno.

 

Con cariño y solidaridad para Tatiana, por la pérdida de su abuela.

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