Por: Claudia Luna Palencia
La victoria incontestable e incuestionable de Donald Trump traerá a la
aldea global otro cuatrienio marcado por la imprevisibilidad del carácter y la
personalidad del magnate norteamericano lo que hace que el futuro inmediato
sea todavía más impredecible de lo que ya es. En suma, una mala noticia para
la toma de decisiones.
Los agentes económicos ya avizoran un 2025 cargado de dinamita pura
que obliga a la prudencia y a una toma moderada de decisiones que se irá
ajustando muy en el corto plazo conforme se vayan desarrollando una serie de
acontecimientos que tienen calado en los mercados de los commodities y, por
ende, en sus precios.
Trump para los mercados financieros significa la vuelta a un dólar fuerte,
a la especulación bursátil que privilegia a una serie de empresas (sobre todo
tecnológicas) y castiga a otras (las relacionadas con las energías renovables).
Bueno hasta el Bitcoin parece llamado a vivir su era dorada con todo y el
riesgo que esto significa para millones de incautos que meterán su dinero
creyendo que harán dinero fácil (a lo Trump) y, en realidad, lo perderán todo en
determinado momento porque los únicos que saldrán beneficiados serán un
puñado de creadores del Bitcoin.
La geoeconomía seguirá muy condicionada por la geopolítica y Trump
que no recibirá una economía en recesión tendrá el reto de darle poder
adquisitivo a los norteamericanos sin volver locas a la inflación, ni a la Reserva
Federal, que recién recortó sus tasas de interés por segunda vez en el año.
El escenario interno es muy espinoso para el propio Trump que tendrá
en sus manos a un país altamente polarizado: hay una parte que lo odia y otra
que ha votado por él. Si como candidato motivó tres intentos de asesinato (el
último fue abortado unos escasos días antes de la elección y se señaló a un
complot iraní) como presidente de Estados Unidos no estará exento de un
magnicidio en un país que tiene larga experiencia en el tema.
No menos minado está el escenario internacional: la invasión de Rusia a
Ucrania lista para intensificarse con soldados norcoreanos dispuestos a luchar
por los intereses rusos en suelo Ucranio es una malísima noticia y añade
muchísima presión para los europeos y no se diga para los ucranios. Trump
prometió frenar la guerra.
Lo mismo que en Israel que sigue abriendo sus frentes de guerra y todos
los días hay incesantes bombardeos contra los palestinos de la Franja de
Gaza; más hostilidades contra los palestinos de Cisjordania y bombardeos
contra Líbano. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cobijado por sus
aliados ultranacionalistas en el gobierno pretende evacuar a los palestinos de
Gaza y que sean refugiados en Jordania. Algo a lo que el gobierno jordano
viene negándose.
Trump no es partidario de la solución de los Dos Estados (Two State
Solution) en cambio, sí lo es, la Unión Europea (UE) y allí el choque será
frontal como lo será con la visión trumpista sobre Ucrania y su defensa contra
los rusos; el papel de la OTAN; el cambio climático; el proteccionismo; el rol de
la ONU y las instituciones multilaterales.
En el renglón del proteccionismo, China está preparada para que se
intensifique la guerra comercial con Estados Unidos y en la UE, la presidenta
Ursula von der Leyen y su equipo, ya tienen una lista de bienes importados
desde Estados Unidos a los que gravarán con aranceles en cuanto Trump
cumpla su amenaza de subir las tarifas en determinados bienes de la Unión
Europea.
A COLACIÓN
Y, por supuesto, no puede obviarse en este tablero de ajedrez el
petróleo que es un insumo altamente sensible a todo. ¿Cómo se ve el
escenario inmediato para los energéticos? El Banco Mundial señala que hay un
exceso de petróleo: “Tan grande que probablemente limitará los efectos de los
precios incluso si se intensificase el conflicto en Medio Oriente”.
Si bien se ha avanzado por el buen camino en materia de política
monetaria para subir las tasas y contener la demanda a fin de desinflar la
inflación, el organismo recuerda que los precios generales de las materias
primas seguirán siendo un 30% más altos que en los cinco años anteriores a la
pandemia.
El Banco Mundial anticipa que, en 2025, el suministro mundial de
petróleo superará a la demanda en un promedio de 1.2 millones de barriles
diarios; un exceso que solo se ha superado dos veces antes: durante los
cierres relacionados con la pandemia en 2020 y el colapso de los precios del
petróleo en 1998.
El nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en
China que a medida que ralentiza su crecimiento, baja su demanda de
petróleo. El gigante asiático vive una desaceleración de su producción
industrial y un aumento de las ventas de vehículos y camiones eléctricos
propulsados por gas natural licuado.
Además, se espera que varios países que no forman parte de la
Organización de los Países Exportadores de Petróleo incrementarán su
producción de crudo. El Banco Mundial señala que la OPEP tiene una
capacidad ociosa, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble
que en vísperas de la pandemia en 2019.
Ahora bien, ¿qué se espera al respecto de los precios de los alimentos?
Este organismo internacional, anticipa una bajada de los mismos: “De 2024 a
2026, se prevé que los precios mundiales de las materias primas se desplomen
casi un 10% y los precios mundiales de los alimentos que bajarán un 9% este
año, lo harán un 4% adicional en 2025”.
En sus proyecciones, los precios de la energía bajarán 6% en 2025 y
luego un 2% adicional en 2026. Estas previsiones no contemplan un
recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente, Irán viene amenazando con
bloquear las principales vías marítimas de navegación para las navieras de
carga y Trump siempre apoyará incondicionalmente a Israel frente a Irán.