La música de Taylor Swift volvió a ser noticia, pero esta vez no por un nuevo lanzamiento, sino por un viejo anhelo cumplido: recuperar el control de su catálogo original. El pasado viernes, la cantante anunció que finalmente ha comprado los derechos de sus primeros álbumes, y la respuesta de sus seguidores fue inmediata y abrumadora.
Según datos citados por The Hollywood Reporter, los álbumes más antiguos de Swift en Spotify duplicaron sus escuchas ese mismo día, en comparación con el promedio diario registrado entre el 1 de abril y el 29 de mayo. El mayor repunte fue para Speak Now (2010), que experimentó un aumento del 430 % en reproducciones globales.
Otros títulos icónicos también vieron incrementos notables: su álbum debut Taylor Swift (2006) subió un 220 %, mientras que Reputation (2017) —aún sin regrabar— aumentó un 175 %. Fearless (2008) y Red (2012) crecieron un 160 % y 150 %, respectivamente, y 1989 (2014) subió un 110 %.
En conjunto, las reproducciones de Swift en la plataforma crecieron un 40 % solo el viernes, consolidando su posición como una de las artistas más escuchadas del planeta, con más de 82 millones de oyentes mensuales.
El anuncio marcó el cierre de un ciclo de casi seis años de disputas contractuales. Todo comenzó en 2019, cuando Scooter Braun adquirió Big Machine Label Group, el sello que poseía los másteres de los seis primeros discos de Swift. La artista denunció entonces que se le impidió adquirir sus grabaciones originales y que estas fueron vendidas sin su consentimiento.
En respuesta, Swift emprendió un ambicioso proyecto de regrabación, lanzando versiones alternativas de Fearless, Red, Speak Now y 1989, todas etiquetadas como (Taylor’s Version). Estas nuevas ediciones no solo encabezaron listas de éxitos, sino que se convirtieron en símbolo de empoderamiento artístico.
En su comunicado, la cantante de 35 años agradeció el respaldo masivo que recibió durante The Eras Tour, una gira que culminó en diciembre de 2024 y que generó más de 2.000 millones de dólares en entradas. Fue ese apoyo, aseguró, lo que le permitió retomar el control de su legado musical.
Con su música, de vuelta en sus manos, Taylor Swift reafirma su posición no solo como una superestrella global, sino como una figura clave en la lucha por los derechos de los artistas dentro de la industria musical.