En un país donde ejercer el periodismo puede costar la vida, el cine mexicano alza la voz. En el marco de la 40ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, el director J. Xavier Velasco presentó Cocodrilos, una película de ficción que aborda la brutal realidad del periodismo en México: ser incómodo es suficiente para ser silenciado.

“La manera de controlar el discurso político y la percepción pública es a través del miedo. Asesinar periodistas es una forma directa de hacerlo”, declaró Velasco en entrevista, al explicar el trasfondo de su película, ambientada en el estado de Veracruz, uno de los territorios más peligrosos para la prensa.

Cocodrilos narra la historia de Santiago, un joven fotoperiodista que, tras el asesinato de su compañera Amanda, se involucra en una peligrosa investigación que lo enfrentará con un sistema de poder corrupto. La cinta, protagonizada por Hoze Meléndez y Teresa Sánchez, es un homenaje al periodismo de investigación que insiste en contar lo que muchos prefieren ocultar.

Inspirada por hechos reales, motivada por la indignación

Velasco no parte de la fantasía. Casos como el de Regina Martínez, corresponsal de La Jornada asesinada en 2012, y el del fotoperiodista Rubén Espinosa, asesinado en 2015 tras denunciar amenazas, marcaron profundamente al director. “Me cimbró la opacidad con la que se cerraron esos casos. Aunque no los conocí personalmente, su historia me impulsó a escribir este guión”, confesó.

De acuerdo con Artículo 19, desde el año 2000 han sido asesinados 172 periodistas en México, y 2024 ya suma nuevas víctimas. Velasco insiste: “No podemos normalizarlo. El periodismo está siendo atacado, no sólo en México, también a nivel global. La libertad de prensa está en riesgo”.

La luz detrás del miedo

En la película, Amanda, interpretada por Teresa Sánchez, pronuncia una línea que define el espíritu de Cocodrilos: “Esto es más grande que nosotros y tiene que salir a la luz”. Para el director, esa frase encapsula el compromiso que muchos periodistas asumen: contar la verdad, aunque implique jugarse la vida.

Lejos de caer en el maniqueísmo, Cocodrilos muestra los matices. “Nos interesaba explorar los claroscuros: periodistas que deciden mantenerse al margen, que están cansados, o que se alinean por miedo. No todo es blanco y negro”, explicó Velasco, quien escribió el guión junto a su hermana, la escritora Magali Velasco.

El trabajo de investigación incluyó conversaciones con reporteros, fotoperiodistas y medios locales. La intención no era sólo hacer una película, sino rendir homenaje a quienes arriesgan todo por mantener informada a la sociedad.

Cine como resistencia

Tras su estreno en Guadalajara, Cocodrilos comenzará un recorrido por festivales de cine, pero el objetivo final es claro: llegar al mayor número posible de espectadores, tanto en salas como en plataformas. “Lo que más deseo es que esta historia se vea. Que sacuda conciencias. Que provoque conversación”, afirmó el director.

En un país donde contar la verdad puede ser una sentencia, Cocodrilos no es sólo una película: es un grito de resistencia. Es cine que incomoda, que honra y que exige memoria.

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