En un entorno tradicionalmente dominado por hombres, un grupo de mujeres en Puebla está marcando la diferencia, con botas de seguridad, overoles y determinación. Se trata de las colaboradoras de Agua de Puebla, quienes a través del programa “Cascos Rosas” están rompiendo estereotipos y liderando la operación de instalaciones clave para el abastecimiento y tratamiento del agua en la ciudad.
La iniciativa nació con un objetivo claro: visibilizar el papel de la mujer en el sector hídrico y fomentar su desarrollo profesional en áreas técnicas. Hoy, ese propósito toma forma con especialistas operando en 12 plantas, entre potabilizadoras, ablandadoras y de tratamiento de aguas residuales (PTARs), desempeñando funciones esenciales para el cuidado del agua y del medio ambiente.
Uno de los mayores logros del programa se encuentra en el corazón del Parque Ecológico de Puebla, donde se ubica una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales operada 100 por ciento por mujeres. Ingenieras ambientales, técnicas especializadas y operadoras con experiencia forman parte de este equipo, caracterizado por su alto nivel técnico, compromiso, liderazgo y responsabilidad.
Pero el impacto de “Cascos Rosas” va más allá de las cifras y los reconocimientos. Muchas de estas colaboradoras son también madres y jefas de familia, quienes día con día equilibran sus responsabilidades laborales con el cuidado del hogar. En ellas, el trabajo no termina al final del turno; continúa en casa, en un esfuerzo que merece ser reconocido y valorado.
“Cascos Rosas” busca no solo dignificar su labor, sino también transformar la percepción social sobre el rol de la mujer en el sector técnico-operativo. Lo hace desde el ejemplo, mostrando que el liderazgo femenino puede ser clave en áreas estratégicas para el desarrollo sustentable de la ciudad.
Con esta iniciativa, Agua de Puebla reafirma su compromiso con la equidad de género, promoviendo políticas internas que impulsan la inclusión y abren camino para que más mujeres accedan a espacios de liderazgo en el sector hídrico.
Porque detrás del funcionamiento de una ciudad sustentable también hay mujeres con casco rosa, conocimiento y pasión por lo que hacen.