La Parca, con audífono y micrófono en mano, buscaba entre los Sonidos Perdidos de la Radio a un locutor con talento muy humano.
Llegó a la estación preguntando: «¿dónde mora Omar Espinosa, ese que con su voz y expresión irreverente a todos enamora?».
»
¡Que venga a la cabina; con él quiero una entrevista!», gritaba la huesuda, agitando su gran esqueleto.
Omar, muy astuto y en tono irónico le dijo: «Calavera, te ofrezco un trato de altura:
regresa otro año y si lo haces Bien y a la Primera, te llevas mi gran envoltura!»
El Día de Muertos en México es una fiesta nacional, sí, pero es en las comunidades, en la intimidad de los pueblos, donde se celebra con mayor profundidad.
Es mucho más; una profunda filosofía de vida que encuentra en la radio social, comunitaria e indígena su más vibrante caja de resonancia. Es en estas ondas donde se escucha la diversidad de rituales que mantienen viva la memoria de los ancestros.
Frente a la uniformidad que a veces imponen los medios comerciales, las radios con enfoque social ofrecen un mosaico de rituales.
El Sistema de Radiodifusoras Culturales Indígenas (INPI), con sus más de 20 emisoras, es el ejemplo más claro con estaciones como XEANT “La Voz de las Huastecas” o XETLA “La Voz de la Mixteca”, que no solo transmiten música tradicional, sino que narran en lenguas como el náhuatl, el tének o el mixteco, la preparación de la ofrenda que habrá de guiar y agasajar a los difuntos en su visita. Igualmente que la radio comunitaria transmite en la huasteca, la difusión oral del Xantolo o la elaboración del Hanal Pixán maya.
Son crónicas en tiempo real que describen el aroma del incienso, el trazo del camino de flor de cempasúchil y la limpieza de tumbas, uniendo a las comunidades de origen, en torno la diáspora de eternidad para sus seres amados.
El contenido generado por el INPI es un tesoro antropológico: archivos y programas en audio que detallan las fiestas para recibir a los muertos en los pueblos amuzgo, mazateco y purépecha, con transmisiones donde el difunto no es un recuerdo lejano, sino una presencia tangible a la que agasajan con «música, baile y cantos».
Las emisoras públicas, como Radio Educación y el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), complementan este esfuerzo con un profundo trabajo de archivo y producción.
Radio Educación, en su programación especial de Día de Muertos, rescata piezas de radioarte, altares sonoros y mesas de diálogo, con la producción de contenidos donde abordan desde la cosmovisión del Mictlán, hasta la importancia de la tradición frente a la influencia del Halloween, todo con el uso de narrativas que se retransmiten sin falta cada año y donde se preservan (o al menos se intenta), las tradiciones orales de la temporada, como la descripción de las calaveritas satíricas tan características de la temporada en los tiempos de la prensa decimonónica.
Un ejemplo de ficción que ha cobrado popularidad en el género de radionovela es «Rapsodia de los Solitarios”, que con un tono jocoso permite a los oyentes «platicar con los muertos» a través de un guion dramatizado. Es una excelente puerta para entender la peculiar ironía mexicana ante la muerte.
En tanto que el país se llena de coloridos desfiles masivos y festivales turísticos, las voces comunitarias y las instituciones culturales se centran en el significado profundo, en el sincretismo y en las narrativas que nos definen como nación, haciendo recordar que el Día de Muertos es una filosofía de vida donde la muerte no es la llegada del final, sino el inicio para regresos eternos.
Y para aquellos que buscan ir más allá del reportaje y sumergirse en la ficción, existen producciones mexicanas que han producido joyas narrativas, como «Relatos del lado oscuro», donde se suele dedicar episodios especiales a las leyendas del México profundo, utilizando el formato de podcast para actualizar la tradición del relato oral.
Así, la radio se transforma como cada año en el hilos de copal y cempasúchil que conectan el mundo de los vivos con el de los difuntos, demostrando que nuestras tradiciones siguen vivas, diversas y audibles a través de las ondas hertzianas o los Podcast.
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Spotify: Bien y a la Primera de Omar Espinosa




























