Si hasta parece un chiste mal contado, y una historia de esas que dan risa porque no se entiende el fondo del problema.
Porque, aunque es evidentemente político, el “palmeragate” parece francamente una vacilada. Un tema ligero y superficial que no merece la menor de las importancias, como dijera el clásico.
Desde luego, el nuevo y reciente enfrentamiento entre el Ayuntamiento de Puebla y el Gobierno del Estado es una nueva afrenta entre ambos bandos, entre los buenos y los malos, aunque no se sepa quién es quién.
Lo cierto, es que, sí, algo está muy claro.
Así es, que el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta nunca le va a perdonar a la aún presidenta municipal, Claudia Rivera Vivanco, que lo haya traicionado desde aquella campaña en la que, se dice, ella pactó con el morenovallismo.
Cosa, por cierto, que ignoró, o que dejó pasar, o que supo y avaló, el gobierno de la república y el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Que cosas con los “morenos”, ¿no?
Empero, el sorprendente tema de las palmeras y el “grave ecocidio” perpetrado en la capital no es más que otro ejemplo de que Morena, el partido, su militancia y liderazgos, están divididos y peleados a muerte en la entidad.
Me pregunto ¿qué necesidad de ejecutar el corte de palmeras y demás ejemplares verdes en la capital, al cuarto para la hora de dejar el poder?
Y voy más allá, ¿qué necesidad de ordenar y ejecutar gastos y gastos millonarios en obras que no se hicieron en los últimos tres años en la ciudad?
¿Qué necesidad de pretender una supuesta elección en Juntas Auxiliares?
¿Por revancha, o por qué, o para qué?
Francamente, esto es una chingadera.
¿O como llamarle?
¿Para qué desgastar más la imagen de la actual administración municipal, si ya de por sí está jodida?
¿Para qué carajo alborotar más el gallinero y pelear?
¿No hiciste una fregada en un periodo completo de trabajo, y lo quieres hacer hoy, en dos o tres meses?
¿No es absurdo?
Morena y sus gobernantes ¿son un chiste, o una mentada?
Los ciudadanos, y la opinión, pública, ya no sabemos si reír, llorar, hacer berrinche, burlarnos, lamentarnos, o qué carajo hacer.
¿Qué necesidad de centrarse en temas tan irracionales cuando las carencias de la ciudad son enormes e infinitas?
Baches, inseguridad, desempleo, crisis económica, contagios al por mayor, graves dificultades en el sistema educativo, miedo social, terror al Covid, zozobra, persecución política, aprietos en el turismo, en fin, todo un caos.
Y, después, allí están los villamelones del medio ambiente.
Aquellos que no tienen ni la menor idea, ni el interés, ni el pudor de preocuparse nunca por la ecología y los espacios verdes en Puebla, pero que ya salieron a reprobar el “palmeragate”.
Por favor, ¿ahora todos son especialistas en botánica?
El caso más ridículo es el del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en Puebla, liderado por mi amigo Jaime Natale Uranga, quien es muy buena gente, pero como político ambientalista le falla de a feo la cosa.
Y luego el PAN, que le hace segunda.
Por supuesto que es totalmente reprobable que haya sido más fácil para el gobierno de la ciudad llegar, cortar y rajarles la vida a las palmeras enfermas, que cuidarlas durante tres largos años, pero de eso a que pretendan que se les crea que están preocupados por el medio ambiente y la ecología, francamente da risa.
Eso sí, a ver si el gobierno de la ciudad deja ya de estar polemizando.
Porque se empeña en dejar mal a su partido.
Que pena.
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Quien esto escribe tuvo la necesidad de ausentarse por contagio de Covid-19, afortunadamente, y gracias a Dios, la atención de los médicos parece haber llegado muy a tiempo y la recuperación es lenta, pero va muy bien.
Empero, esto me sirvió como experiencia porque en Puebla, y seguramente en el resto del país, está infestado de contagios que no se suman a las cifras oficiales.
Y es que la atención que dan muchos hospitales y clínicas a los enfermos de Covid parece que no necesariamente son contabilizadas.
Hay mucha gente que se realiza pruebas con sus médicos de cabecera pero que, al ser casos no tan graves, no se contabilizan oficialmente por diversas razones, una de ellas porque los doctores no se dan abasto y prefieren no perder el tiempo sumando sino atendiendo a sus pacientes.
Además, porque el gobierno, dicen, no les ayuda en un carajo.
El comentario viene a cuenta porque la recomendación es que todos los poblanos se sigan cuidando, no hay mejor lucha contra el virus que la personal, que cada quien tome las medidas necesarias, pertinentes.
Hay que ser muy responsables porque esta enfermedad es la muerte.
Así que a cuidarse y a cuidar a los demás, sobre todo a los niños.
Dios los bendiga.
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