Pongamos todo en perspectiva // Carlos Villalobos
El derecho a la intimidad en línea, es un derecho que, pareciera, está pasando muy por debajo del radar, muy probablemente por la velocidad a la que se mueve la humanidad en internet, sin embargo, hay un gran problema en el horizonte: cada vez existen más herramientas tecnológicas que se usan de forma poco ética y que vulneran la seguridad de usuarios en el mundo fomentando así la vigilancia, el control y la opresión.
Actualmente es fundamental que desde cada esfera pública se impulsen mecanismos de protección a usuarios, principalmente enfocados en la creación de leyes y organizaciones que se encarguen de velar por las y los usuarios de internet, así como de sus datos y su privacidad, todo esto en un marco de protección de derechos humanos fundamentales.
Lamentablemente es cada vez más común saber de casos en dónde no solamente se vulnera la privacidad con la extracción de fotos y videos personales de dispositivos o perfiles de redes sociales, hoy es común el robo de información bancaria, sin embargo, los casos que más han calado, han sido aquellos en donde las brechas de seguridad se han utilizado para vigilar, controlar y hasta reprimir a a figuras de oposición, disidentes y hasta defensores de derechos humanos.
Poco a poco se ha ido diluyendo el tecnoptimismo que planteaba que toda nuestra vida inmersa en tecnología iba a ser mejor, simplemente por la adopción de estos nuevos sistemas tecnológicos. Es evidente que la vulneración de la privacidad y de la intimidad pone en franco riesgo el desarrollo individual de los ciberciudadanos, pero también pone en riesgo a sociedades enteras que hoy hacen su vida en internet.
Un caso, que no es ajeno a México, es el de el software “Pegasus” el cual se utilizó a cibervigilar a periodistas a través del control de sus teléfonos inteligentes las 24 horas del día y que para noviembre del 2021 pasado tan sólo ha resultado en la detención de UNA sola persona implicada.
Este caso paradigmático, cobra relevancia luego de la salida a la luz de una investigación realizada por el consorcio Forbidden Stories, la cual reveló a los países que supuestamente usaron este software para espiar parte de una lista de 50,000 números de teléfono en México, Hungría, Marruecos, la India, Arabia Saudita, Ruanda y Azerbaiyán.
El área gris radica en que la utilización de software como “Pegasus” parte de un uso de defensa y protección de la sociedad en contra del terrorismo y la delincuencia, sin embargo, su lado obscuro se encuentra en la utilización en planes de control social.
Debido a lo anterior en fundamental el que ya se establecen medidas urgentes y duras en contra de la utilización de este tipo de programas para fines distintos a los de la protección social, así como el establecimiento de medidas precautorias.
¿Qué nos queda como sociedad? Seguir impulsando el que desde las aulas se promuevan buenas prácticas en internet, cursos de defensa en línea y presionar a nuestros representantes populares y tomadores de decisiones a elevar la discusión pública enfocada a la protección de datos personales, intimidad y ciberseguridad.