De, 2022 a 2023, la OMS ejerció un gasto récord orientado a atender diversos programas de salud pública, un monto de 6 mil 726.1 millones de dólares.
La pandemia ha sido un parteaguas a tal grado que el organismo ha dado un giro de 360 grados a raíz de las críticas y los errores cometidos en la gestión de la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus.
La OMS está muy abocada a fortalecer la coordinación internacional a fin de prevenir, mejorar y en su caso responder de forma sincronizada en cuanto suceda un brote ya sea una epidemia o pandemia.
Por ejemplo, los primeros desembolsos del Fondo para la Pandemia sumaron un total de 338 millones de dólares el año pasado y se destinaron para apoyar a treinta y siete países que recibieron financiación para diversos programas de prevención, preparación y respuesta.
Tedros Adhanom afirma que la OMS sigue colaborando con los países y los asociados para mejorar las capacidades de secuenciación genómica y fortalecer los sistemas de laboratorio y vigilancia en todo el mundo, con un aumento de la capacidad del 62% para el SARS-CoV-2 entre febrero de 2021 y diciembre de 2023.
Desde que se declaró la pandemia, en marzo de 2020, hasta diciembre de 2023, el coronavirus ha provocado en el mundo veinte millones de fallecidos reconocidos de forma oficial.
A la fecha, hay nueve vacunas contra el Covid-19 que son producidas por los siguientes fabricantes: Pfizer-BioNTech, Janssen, Moderna, Sinopharm, Sinovac, Bharat, Novavax, Cansino y Valneva. La OMS sigue evaluando otras vacunas en ensayos clínicos y preclínicos.
A finales de diciembre de 2020, el mundo alcanzó el primer millón de personas vacunadas con al menos una dosis y pocos días después la cifra ya superaba los 20 millones.
“Una de cada cien personas ya había recibido al menos un pinchazo en febrero de 2021 y esta cifra se elevó a una de cada diez en abril. A finales de octubre de ese mismo año, la mitad de la población mundial ya contaba con al menos una dosis, pero existía una gran diferencia entre continentes”, de acuerdo con la OMS.
El camino hacia la inmunidad global frente al coronavirus mostraba a mediados de marzo de 2023 que aún queda mucho por hacer: más de 5 mil 500 millones de personas, esto es un 71.3% de la población mundial, ya estaban vacunadas con al menos una dosis.
A COLACIÓN
Todavía hace unos días había en total diez vacunas antiCovid porque también funcionaba la vacuna contra el coronavirus creada por AstraZeneca-Oxford que nació con mucha polémica desde un principio: el pasado siete de mayo, AstraZeneca anunció que retiraba totalmente del mercado su vacuna contra el Covid-19.
La OMS, que no ha querido entrar en los cuestionamientos, sí reconoce que hay cientos de denuncias en varios países contra Vaxzevria por provocar trombos.
En Reino Unido, hay una demanda colectiva de casi un centenar de víctimas y familiares por los efectos secundarios provocados por la vacuna: “Uno de los efectos citados por los demandantes es el síndrome de trombosis con trombocitopenia, que es un coágulo en los vasos sanguíneos del cerebro, piernas o en otra parte del cuerpo”.
Antes de retirar el suero, AstraZeneca sí llegó a reconocer que en ciertos casos podrían darse situaciones de trombosis. Esta vacuna fue utilizada, no solo en Reino Unido, también en España y casi todos los países de la Unión Europea, para inmunizar a los colectivos formados por profesores y cuerpos de seguridad; y, en una segunda etapa, se dispensó a las personas de entre 60 a 69 años de edad.
“Uno de los primeros casos en judicializarse fue el de Jaime Scott, con una lesión cerebral permanente, tras sufrir un coágulo y una hemorragia en el cerebro que le impidió trabajar después de recibir la vacuna de AstraZeneca en abril de 2021. En mayo de 2023, AstraZeneca, también mediante respuesta judicial, contestó que no aceptaba la tesis de que el caso de Scott hubiera sido causado por su vacuna”, informó en su momento la BBC.
En España, se ha creado una Asociación de Trabajadores Esenciales Afectados por AstraZeneca en la que están aglutinados decenas de afectados en diversas ciudades españolas que denuncian “graves efectos secundarios”. Y esto apenas inicia porque las vacunas exprés, contra el coronavirus, van camino de darnos más disgustos. A mí, hasta el momento, no me ha dado Covid-19 pero sí puedo decir, que después de vacunarme nunca había experimentado las gripes que me están dando últimamente: con fiebre, trastornos estomacales, dolor muscular en las coyunturas, tos imparable e inflamación de los bronquios. Hemos sido cobayas de los laboratorios, las consecuencias empiezan a aflorar…
@claudialunapale