«Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen y otros por perder las cosas que tienen» –Eduardo Galeano-

Los orígenes

El tema del sindicalismo en México ha sido estudiado desde el siglo pasado y es basta la producción de textos que han sido abordados desde diversas ópticas, sociológica, histórica, política, etcétera.

En México las primeras organizaciones surgieron en el siglo XIX, ya que en año de 1872 se conformó primera asociación de tipo sindical: Círculo de obreros que llegó a agrupar un número nada despreciable de 8 mil trabajadores.

Después de la Revolución Mexicana con la incorporación, en la Constitución de 1917, del derecho a la libertad de asociación, es que podemos observar el nacimiento imparable de organizaciones sindicales que se convertirían a lo largo del tiempo en agrupaciones con gran poder.

La característica primordial de los sindicatos nacidos entre las décadas de los 30s y los 80´s fue la de la defensa de los derechos laborales de diversos gremios que se reflejaron en la Ley Federal del Trabajo.

En este periodo los sindicatos se convirtieron en organizaciones verdaderamente poderosas que tuvieron la capacidad de influir en el devenir político, económico y social de nuestro país.

De ser entes defensores de los derechos laborales de la clase trabajadora, mutaron a lo largo de las décadas en organizaciones estrechamente vinculadas al partido hegemónico en este país, a los grupos de poder y la toma de decisiones. Los líderes adquirieron un poder casi ilimitado.

 

Poder y dinero

Son bastas las historias de los líderes sindicales que adquirieron un poder casi ilimitado: Fidel Velázquez, Romero Deschamps, Elva Esther Gordillo, Hernández Juárez, Leonardo Rodríguez Alcaine, entre otros, quienes gozaron de las mieles del poder y dinero durante décadas.

Se volvieron “todo poderosos” usaron y fueron usados por la clase política de este país de acuerdo a las conveniencias del momento. Acumularon riquezas incalculables al estar al frente de los sindicatos más numerosos en México. Negociaron votos a cambio de prebendas políticas, espacios, curules.

En una entrevista realizada a Elba Ester Gordillo en la década de los ochentas, la lideresa confesaba que el poder era “más excitante que el sexo” ya que a través de éste podían tener la capacidad de influir en “algunas decisiones”.

Muchos de los líderes del siglo pasado se perpetuaron en el cargo durante décadas arguyendo siempre la demanda de las bases para permanecer al frente de los respectivos sindicatos.

Fuimos testigos del tránsito de un sexenio a otro, del cambio de gobierno, de diversos personajes en la silla presidencial y, los líderes parecían eternos, cada vez con mayor poder.

Los defensores de la clase trabajadora se volvieron líderes charros perpetuados en el cargo, socios del poder, que utilizaron toda clase de artimañas para mantenerse al frente de sus respectivos gremios.

 

Relaciones siniestras y falta de transparencia

Se tejieron relaciones siniestras en las que nunca hubo ni el más mínimo intento por esclarecer los manejos de las cifras multimillonarias de cuotas sindicales de los miles de agremiados.

Hablar de transparencia en esa época era algo de ciencia ficción, la discrecionalidad y la falta de mecanismos para auditar las finanzas de los sindicatos es herencia de vicios arrastrados desde el siglo pasado y, desafortunadamente, prevalece hasta nuestros días.

Un historial negro se fue tejiendo alrededor de los líderes sindicales a nivel nacional y en los estados como réplica de lo que hacían estos personajes en nuestro país.

La historia de los sindicatos en Tlaxcala está por escribirse pero muestra, sin duda alguna, vicios, falta de transparencia, vínculos cupulares, procesos insalubres y la ambición por mantener cotos de poder que lejos de buscar el bienestar de los agremiados, representan la posibilidad de mantener el poder en manos de algunos personajes.

Hace algunos años el sociólogo Enrique de la Garza Toledo expresaba respecto a intento de los líderes sindicales por perpetuarse en el poder como: “Es una mezcla de poder y dinero lo que buscan los dirigentes, porque el poder excita más que el sexo, el poder es casi una droga donde encuentran gran satisfacción y la posibilidad de acceder a tener influencia política”.

 

A pie de página

Es penosa la forma tan superflua de sumarse a la lucha en contra de la trata de personas en Tlaxcala, ya que algunos creen que prendiendo veladoras o poniendo papelitos de color azul cumplieron su labor del día, al lograr que los medios de comunicación dieran cobertura a la acción.

La trata de personas es problema muy complejo y Tlaxcala constituye uno de los estados que se encuentra en el ojo del huracán al ser una de las entidades, -no la única- que mantiene uno de los primeros lugares a nivel nacional en la comisión de este delito.

Hemos sido testigos de que ninguna administración en le ha querido entrar de lleno a abatir este delito, tal vez haya demasiados intereses de por medio, o esté fuera de control una actividad que representa un negocio extraordinariamente redituable para quienes se dedican a él.

Y ahora vale la pena preguntar: ¿Será una cuestión de fe pensar que se tendrán mejores resultados en materia de justicia a nivel nacional y concretamente en Tlaxcala cuando el Nuevo Sistema de Justicia Penal coloca al delito de Privación de la libertad con fines sexuales como delito “no grave”?

Como los cangrejos.

Correo electrónico: leticiaalamillacastillo@gmail.com

Facebook: Leticia Alamilla Castillo

Twitter: @NIRVANATLAX

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