En el marco de un clima convulso en el que una gran cantidad de ciudadanos mexicanos sentimos que las autoridades de todos los niveles nos quedan a deber, se llevarán cabo elecciones el año próximo.

Se elegirán presidente de la República, 128 senadores y 500 diputados de la Cámara Baja, además, en Tlaxcala habrá un proceso electoral para elegir quince diputaciones de mayoría relativa y diez de representación proporcional.

Son bastantes funcionarios como para que el estado y el país puedan caminar rumbo al desarrollo, pero nos hemos acostumbrado a ver los recintos legislativos convertidos en un ring partidista, que sirve para demostrar quien tiene el control y quien impone las reglas.

Los mexicanos aspiramos a más, que los Congresos de los estados y de la Unión sirvan para lo que deben ser, velar por el bienestar de los ciudadanos, por equilibrar la balanza para que todos los que habitamos este país tengamos garantizados nuestros derechos en todos los ámbitos del quehacer humano.

Pero la balanza también debe estar equilibrada para los funcionarios, llena de impotencia conocer los exorbitantes salarios que tienen, y muchos de ellos no conformes, se atreven a realizar desvíos de recursos, mientras que en la emergencia que se vive por los movimientos telúricos se está realizando una valoración extremadamente corta de las casas dañadas, rayando en lo insuficiente, y más porque se trata de personas que viven en forma precaria o porque su único patrimonio se destruyó en su totalidad.

Estos altos salarios son los que atraen en muchas ocasiones a los aspirantes a un cargo público, yo diría que en la mayoría, dejando de lado el alto grado de responsabilidad social que ello implica, o en ocasiones solo se procura rellenar huecos, por aquello de la paridad de género.

Para este proceso de 2018 resulta que ya se han registrado 300 aspirantes independientes para la Presidencia y el Congreso de la Unión, en el desglose son 38 por la Presidencia, para el Senado son 21 personas y para diputados 241. Con tantos deseosos de servir a la patria deberíamos tener un país de primer mundo, sin olvidar que los detalles son importantes (viene a mi mente la imagen de Justine Trudeau con un chaleco de la Cruz Roja, empacando víveres en México).

Olvidémonos de cuotas, es hora de escoger, empezando por los partidos políticos, tres de ellos hegemónicos, a la mejor opción para gobernar a México, fuera aquellas aspiraciones de poder que solo provocan saqueos de los recursos de todos, tristemente contamos con innumerables ejemplos de ello, llegó el momento de que los ciudadanos hagamos uso de nuestro poder de elección.

 

Retroalimenta: malo_en@hotmail.com

 

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