Ha concluido la temporada de Todos Santos, que a la vez marca el inicio de la feria de Tlaxcala, una tradición que nos permite tener momentos únicos en familia.

Esta ocasión ha sido muy sensible esta festividad del Día de Muertos enmarcada por la reciente catástrofe que provocaron los sismos de septiembre de este año con numerosos decesos en varios estados del país, además de los estragos causados en muchas casas situaciones que hacen difícil superar estos acontecimientos.

Pudimos observar de nueva cuenta como marcan las tradiciones de nuestros ancestros, las ofrendas para aquellos familiares que se han adelantado, y de esta manera recordarlos con cariño, llenando la mesa de todos aquellos alimentos que les gustaban consumir en vida.

De hecho hay varias formas en que las familias colocan sus mesas, en cuanto adías y contenido, dependiendo de la región y de las tradiciones, por ejemplo, la primera ofrenda en algunos lugares es todo un acontecimiento, pues se hace un convite y los vecinos llegan a la casa del difunto con obsequios de comida para “esperarlo”. En ocasiones ponen los familiares la ropa que usaba en un maniquí, de manera que parece que se encuentra en el lugar, departiendo con los invitados.

De nueva cuenta se colocaron en la mesa el infaltable pan de muerto u hojaldras, que en muchas ocasiones se elabora de forma casera, cuyo proceso también da lugar a un excelente encuentro familiar en el que participan todos con el reparto de las tareas, a veces se elabora de unos pocos kilos hasta un costal, dependiendo del tamaño de la familia.

No pueden faltar los dulces tradicionales, como el de calabaza o camote, tejocote, de arroz, entre muchos otros que forman parte de las costumbres de cada casa, dando lugar a una fiesta de color y sabores, pues además se llevan a cabo otros tantos platillos, como el mole.

En nuestro estado existe la fusión de diversas culturas prehispánicas, como la otomí, náhuatl y olmeca, que a la vez fueron influenciadas por la cultura española, por lo que la religiosidad en estos festejos también se encuentra presente.

El adorno de los panteones con flor de cempasúchil es obligado, el dos de noviembre se pueden observar a una gran cantidad de personas acudir a los camposantos y las tumbas se tiñen del amarillo característico de esta flor de temporada, mención aparte merecen aquellas poblaciones con fuertes raíces indígenas que existen en nuestro estado, los cuales acuden durante la noche a acompañar a sus difuntos en el panteón, encienden veladoras o ceras y llevan alimentos, dando lugar a impresionantes y vistosas imágenes.

La tradición se impone resguardando el legado de nuestros ancestros, y es una ventana a los colores y sabores de nuestra tierra que son ricos y variados de acuerdo a la zona, costumbres que debemos vigilar y no permitir que lleguen prácticas extrañas, ahora tendremos unos días para disfrutar de la también tradicional feria de Tlaxcala.

Retroalimenta: malo_en@hotmail.com

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