Cuando en 1913 Marcel Duchamp coloca dos objetos sin ninguna relación práctica entre sí, ensamblando una rueda de bicicleta sobre un taburete, inaugura una nueva manera de crear y proponer un discurso artístico, es decir, a diferencia del arte hasta ese momento visto, la obra recae en la conceptualidad. Duchamp simpatizó con los dadaístas en gran medida debido a que estos se autodenominaban “montadores” y buscaban profanar las buenas conciencias del arte arrebatándolo del círculo de exclusividad de la belleza que se había impuesto desde el Renacimiento para acercarlo a la vida cotidiana.

El ensayista, crítico y catedrático de Historia del Arte Juan Antonio Ramírez escribe en el libro “Medios de masas e historia del arte” (1976): “La aportación más importante de Duchamp se produjo por una actitud selectiva ante los objetos del mundo circundante, quizás como una primera intensión agresiva y desmitificadora: Se elegía un utensilio y tras darle un título nuevo se descontextualizaba convirtiéndolo en obra de arte. Lo importante es la decisión voluntaria del inventor”.

Los dadaístas, también a principios del siglo XX, utilizaban a la fotografía para documentar obras que se plasmaban en objetos comunes y que solo así, podrían ser vistos con sentido plástico y desvinculados de su funcionalidad.

Por otro lado, el artista conceptual Joseph Kosuth (1945), para quien el arte después de las vanguardias se había convertido en una disciplina que se cuestiona a sí misma, escribió: “La noción de “uso” es irrelevante en el arte y a su “lenguaje”, un objeto es arte solo cuando se sitúa en el contexto del arte. (…) El concepto de artista no consiste en “hacer” si no en “reconocer” algo ya existente”. Y finalmente asevera en 1965 “Ser un artista en la actualidad significa cuestionar  la naturaleza del arte. Si uno cuestiona la naturaleza de la pintura, no puede estar cuestionándose la naturaleza del arte. Si un artista acepta la pintura (y la escultura), está aceptando la tradición que viene con esta. Esto se debe a que la palabra arte es general y la palabra pintura es específica. La pintura es un “tipo” de arte. Si haces pinturas ya estas aceptando (no cuestionando) la naturaleza del arte. Por lo tanto, estas aceptando que la naturaleza del arte es la tradición europea de la dicotomía: pintura-escultura”.

A finales de la década de los sesenta, estas propuestas fueron presentándose con mayor frecuencia y se les comenzó a llamar: “arte contemporáneo”. Nombre que determina un estilo concreto de hacer arte y no solo como una categoría de relaciones en el tiempo. El curador francés Nicolás Bourraud llama en 2004 “Postproducción” al conjunto de procesos aplicados en materiales audiovisuales ya producidos, siendo el “DJ” el paradigma de este tipo de obras. En otro rubro, pero no muy alejado de la misma noción, el filósofo argelino Jacques Derrida propone el término “Deconstrucción”, que supone una resignificación de las cosas sobre los que recaen los conceptos. ¿Qué es un inodoro volteado, una caja de zapatos o un cráneo lleno de joyas? ¿Es arte o son objetos que no tienen nada que ver con esa ente divino que siguen defendiendo los “avelinos”?

El artista uruguayo Luis Camitzer, iniciador del arte conceptual, mencionaba en una conferencia, a la que pude asistir, que había llegado a la conclusión de que la única propuesta que podía presentar hoy en día era la ausencia de producción. ¿Qué pretendió decir con esto? Producir es alimentar al monstruo insaciable de las mil bocas llamado capital, un objeto, como lo es una pintura, se suma al amasijo de productos para la compra-venta, el arte conceptual por tanto, buscaba eliminar el peso de las propuestas artísticas sobre los objetos y su tangibilidad para vertirlo en las ideas.

Generar dispositivos de reflexión y no materiales para la transacción mercantil. Jugar con los significados que recae sobre las cosas dejando la tarea al mercado y no al arte sobre postular el valor económico de los discursos. En conclusión, construir mecanismos que te hagan sentir, pensar o emocionarte y no objetos que perpetúen las dinámicas y necesidades del sistema capital.

artodearte@gmail.com

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