La fiesta de los toros en México no podría concebirse sin toreros que hayan puesto en alto el significado de la fiesta brava con base en actuaciones que aún son recordadas por la afición en nuestro país, máxime cuando se trata de auténticos ídolos provenientes de una tradición de dinastía.
Una de ellas es la de los Silveti, que desde su nacimiento con el valiente Juan Silveti Mañón, el famoso “Tigre de Guanajuato”, comenzó a darle un sabor especial a la fiesta brava en México que actualmente conserva en el representante de la cuarta generación de toreros de esa casa, Diego Silveti del Bosque.
El menor de la dinastía Silveti charló en exclusiva para La Otra Fiesta del Periódico Síntesis, en donde compartió parte de lo que ha sido su vida y carrera como matador de toros a seis años de haber recibido la alternativa.
¿Qué ha sido lo más valioso de ser torero y representar a la dinastía Silveti?
“Sin lugar a dudas es algo que siempre estaré muy orgulloso y le doy gracias a dios de haber nacido en esta casa. El toreo es una de las cosas más bonitas que puede tener la vida en cuanto a valores se refiere, a la fuerza que te anima y te alienta a sobreponerte a las adversidades, representa un aprendizaje de vida”.
Para Diego Silveti el hecho de ser hijo del bien recordado David Silveti es un motivo de orgullo, aunque también busca la consolidación con base en sus propios argumentos y personalidad en el ruedo.
“Es algo muy bonito todo el reconocimiento que mi padre logró, todo el cariño que aún le tiene la gente y sobre todo cómo llevo su vida. Es el espejo donde me fijo y donde intento basar mis cosas, pero a la larga soy distinto y quiero manifestarme de esa forma”.
¿Ha sido difícil ser continuador de esa dinastía?
“Es la circunstancia que a mí me tocó y en ese sentido no te puedo decir si es más fácil o más difícil, represento a una serie de personajes que les ha costado mucho llegar a donde llegaron y por ende tengo que esforzarme al máximo.
Tengo que seguir mi camino, no puedo ser imitador de nadie, no es fácil porque la gente siempre va a comparar. Cada vez te presentas la gente siempre quiere ver si es igual que su papá o el abuelo, pero tengo que mantenerme en lo que le pueda gustar al público y mediante eso ser yo, porque si no, tampoco voy a trascender”.
El sábado pasado se presentó en la plaza La Taurina de Huamantla en donde cortó dos orejas, y para él, sus apariciones en el que considera como uno de los estados más taurinos de México ha sido favorable a partir de los triunfos, pero también tardes de desánimo.
“Creo que en todas mis actuaciones siempre he recibido el cariño del público, un afecto muy especial en cuanto a mi persona y a mi familia, y también he tenido tardes importantes. Triunfos en Tlaxcala, Apizaco, y Huamantla en donde he sentido el calor de ese aficionado que sabe mucho, porque Tlaxcala sin lugar a dudas es uno de los estados más taurinos en el país y en ese sentido cada vez que vengo noto esa responsabilidad de saber que cada vez que me presento va haber gente que sabe, gente que me va a exigir pero eso me motiva a entregarme al máximo”.
El menor de la dinastía Silveti se ha consolidado como uno de los toreros jóvenes consentidos de la afición, su carisma y sus argumentos taurinos lo han llevado a torear tardes importantes a lado de las máximas figuras del toreo aunque acepta que aún no ha alcanzado su tope.
¿Qué balance harías de tu carrera como matador de toros?
“He logrado hacer cosas muy importantes que si miro hacia a tras pienso que no hubiera podido lograrlas en tan poco tiempo. No ha sido fácil también he tenido tardes de fracaso que me han dado mucho aprendizaje, pero haciendo un balance ha sido positivo y todavía no he tocado techo, me falta mucho por hacer en esta carrera”.