Para quienes no creen en las coincidencias en la política, he aquí el más claro ejemplo: por una parte, el afortunado encuentro del PRI y el Panal en la coalición “Meade ciudadano por México” (re-contra sic) y por otra, el desistimiento de la PGR de su impugnación en contra de la decisión de un tribunal federal que autorizó la prisión domiciliaria para Elba Esther Gordillo. La Maestra reposa en su casa de Polanco, pero no pensemos mal: aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión.

El que ambos anuncios se hubieran llevado a cabo el 4 de diciembre del 2017 es sólo ese tipo de conjunciones planetarias que nos sorprenden de vez en cuando. Y si alguien “sospechosiaba”, el propio José Antonio Meade se encargó de desmentirlo solo once días después y aclaró que no había relación entre Panal y su fundadora, La Maestra. Claro que el actual líder nacional del Panal, Luis Castro, era secretario particular de la entonces lideresa magisterial, así como muchas personas vinculadas a ella aún permanecen en las filas del partido turquesa. Pero relación, lo que se dice relación, nada.

Volviendo al caso de La Maestra, debemos recordar que tras el arribo de los gobiernos de la alternancia, particularmente el de Felipe Calderón, Elba Esther olvidó su larga militancia priista y las lealtades a quienes la convirtieron en la mujer más poderosa de la política mexicana. Dio el chaquetazo y continuó al frente del sindicato más grande de América Latina.

Al llegar el proceso electoral del 2012, con un exceso de presunción y de arrogancia, se atrevió a decir en una reunión de “su” partido, Nueva Alianza, que apoyarían a quienes les ofrecieran más, en términos de prebendas políticas, según un audio filtrado a la prensa. No lo olvidó el gobierno peñanietista en cuanto hubo tomado las riendas del poder.

Gordillo fue señalada como la enemiga pública número uno, antes que este honor les correspondiera a varios capos de la droga. Se le acusó, nada más, de delincuencia organizada y lavado de dinero por casi 2 mil millones de pesos, así como por operaciones con recursos de procedencia ilícita.

La inmensa fortuna que manejaba, procedente del SNTE, salió a relucir. La corrupción que emanaba de su liderazgo también se hizo pública. La mujer que se hablaba de tú con el poder cambió a una septuagenaria enferma crónica que pidió una y otra vez el beneficio de la prisión domiciliaria.

Su caída fue brutal, pero como el ave Fénix, la contienda electoral del 2018 le da vida a los zombis de la política. El fin del sexenio y el hambre de votos han devuelto fuerzas al Panal y le han insuflado vida a figuras de paja, como el Partido Encuentro Social. Tal vez no vuelva a la vida política. Pero volver a su casa quizá sea más que suficiente para la ex todopoderosa.

 

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