Al iniciar la Cuaresma este miércoles de ceniza, el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino llamó a la sociedad a la conversión y reconciliación para que sean mejores personas modificando cada momento de la vida en bien de la humanidad.
Durante la homilía que realizó en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción en la capital del estado, bendijo y ungió de ceniza a los devotos, a quienes pidió pasar del egoísmo a la apertura, de la soledad a la comunidad y que las decisiones de la vida sean con el misterio pascual, en la familia, el trabajo y las relaciones con los demás.
“El exhorto es a reconciliarse con Dios, aceptar que somos pecadores y necesitamos la reconversión, esta fecha nos invita a tener una actitud de humildad, de tener una gracia de la conversión, y abrirse a la misericordia, cuando nos creemos autosuficientes o mejores que los demás, nos cerramos a la misericordia y es necesario abrir las puertas a la misericordia”, expuso.
Al dar paso al primer día de Cuaresma, indicó que se debe hacer consciencia mediante tres herramientas para contrarrestar el pecado: la oración, la limosna y la penitencia, para superar todas las dificultades.
Señaló que existe pobreza espiritual y por eso se deben compartir los dones de tiempo, creatividad, iniciativas por los demás y asumir que se puede ayudar a otros para la construcción de la sociedad y de la iglesia.
Abundó que cuando sucede lo contrario, el ser humano es duro y exigente con el prójimo porque no existe humildad. La experiencia de buscar convertir el corazón a Dios, que es a lo que nos invita constantemente la Cuaresma, nace necesariamente de la experiencia, la conversión y comprensión, “es la experiencia del retorno a Dios, la experiencia de un corazón que se vuelve otra vez a nuestro Señor nace de un corazón que experimenta auténticamente a Dios”.
Indicó que en la estructura de la cuaresma muchas veces escuchamos: “tienes que hacer sacrificios”.
En la tradición de la iglesia dijo que la práctica del Vía Crucis —que la Iglesia recomienda diariamente durante la Cuaresma y que no es otra cosa sino el recorrer mentalmente las catorce estaciones que recuerdan los pasos de nuestro Señor desde que es condenado por Pilatos, hasta el sepulcro—, necesariamente tiene que llevarnos hacia el interior de nosotros mismos, hacia la experiencia que nosotros tengamos de Jesucristo nuestro Señor.
Pidió renovar los compromisos bautismales e ir al fondo del alma para servir mejor a la sociedad y llegar a la auténtica conversión del corazón, a transformar nuestra vida, a reordenar nuestra persona a una auténtica conversión del corazón, a una auténtica vuelta a Dios.