La semana pasada fue anunciado el ambicioso proyecto taurino “Soñadores de Gloria”, que consiste en un certamen nacional de novilleros en el que podrán participar toreros de todo el país entre ellos varios de Tlaxcala que seguramente ya se frotan las manos.

De acuerdo con la empresa a cargo del matador de toros Mario Zulaica, se trata de un proyecto que busca dar festejos y sobre todo, oportunidades para aquellos novilleros que destacan en su actividad pero que precisamente por la falta de espacios se van rezagando en el mundillo taurino.

Eso sí, habrá que dar el beneficio de la duda, a partir de la transparencia que se aporte a la selección de los novilleros que se presentarán cada tarde en la Monumental Plaza México, aunque el certamen también pretende salir de la capital del país en algunas fechas.

Por ejemplo, durante la presentación se anunció que el Nacional de Novilladas tendrá seguimiento en las plazas de toros de Guadalajara, Aguascalientes, y la Monumental de Monterrey, las tres consideradas de primera categoría.

En tanto que también habrá otras plazas que formarán parte del proyecto que se desarrollará desde este domingo cuatro de marzo y hasta octubre próximo, entre ellas: la Jorge Aguilar “El Ranchero” de Tlaxcala; la plaza Oriente en San Migue de Allende Guanajuato; Arroyo en la Ciudad de México; El Centenario en Tlaquepaque, Jalisco; y el Cortijo Campo Bravo de San Juan del Río, Querétaro.

Se prevé que para el caso de Tlaxcala, las novilladas que forman parte del certamen se desarrollen los días viernes 28 de septiembre, 5, 12 y 19 de octubre.

El formato anunciado es confuso, habrá que ponerle mucha atención para que los novilleros tlaxcaltecas –sobre todo aquellos que destacan–, puedan ceñirse a todos los requisitos y formar parte del serial novilleril.

La idea es buena, máxime si se trata de impulsar a los nuevos valores de la fiesta brava mexicana. En Tlaxcala contamos con por lo menos dos prospectos interesantes que han destacado por sus argumentos taurinos, y que no se parecen a nadie: el huamantleco José Mari Macías y el de Apizaco, Gerardo Sánchez.

Supimos que ya desde ahora el de Huamantla ha comenzado a moverse, el hambre de consagrarse como novillero importante con miras a obtener la alternativa es evidente en él y esperemos que pueda colocarse en uno de los festejos del Nacional de Novilladas.

Ante la urgencia de matadores que se conviertan en auténticos ídolos como lo fueron en antaño un puñado de matadores que encumbraron la fiesta en México, resulta necesario que los organizadores del certamen observen a conciencia el desarrollo de los novilleros que actuarán en cada uno de los festejos.

Si bien en México contamos con toreros que han despuntado a partir de sus argumentos taurinos, hace falta uno que atraiga multitudes y que al conjuro de su nombre, personalidad, tauromaquia e incluso polémica, pueda acaparar los tendidos como solía ocurrir con toreros como Silverio Pérez, Fermín Espinosa “Armillita”, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, entre otros.

El serial novilleril será quizás la oportunidad propicia para que cientos de “soñadores de gloria” puedan mostrarse, perseguir el sueño y por qué no, también es sano descubrir que esto no es lo suyo.

El proyecto hace recordar las épocas románticas de la fiesta brava, esa que inspiró cintas cinematográficas en las que, precisamente, se da uno cuenta del calvario que representa incursionar en el mundo taurino como maletilla o becerrista.

Buscar las escasas oportunidades en plazas de mediana importancia, tentar vacas toreadas o torear toros con todos los resabios en los pueblos de dios con polvosas plazas, o en su defecto, ruedos reforzados sin la mayor protección de unas viejas y apolilladas vigas.

Hoy son pocos los toreros que pueden presumir tener una historia digna de una novela, similar a la que escribió sin querer, Rodolfo Rodríguez “El Pana”, quien era considerado a sí mismo como el último romántico de la fiesta de los toros, y no era para menos.

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