Leopoldo Méndez fue grabador, activista, gran nacionalista, uno de los mejores artistas mexicanos, y aun así, este 30 de junio nadie se acordará de su natalicio número 116. Leopoldo Méndez no nació en época de redes sociales y entonces su rostro no existe. Añadido a esto, está la fiebre mundialista que desplaza todo a su alrededor para que sea esa fiesta el único tema de discusión. El olvido a Leopoldo Méndez es otra más de las historias guardadas al fondo del archivero mexicano.
No importa que Leopoldo Méndez allá sido un destacado miembro Estridentista, un creador entregado a la causa nacional o el fundador e ideólogo del Taller de la Gráfica Popular, organización por cierto, que crea y resiste hasta nuestros días, hoy toca hablar de chicharitos y de Chukys Lozanos y no de ese viejito que hacía imágenes con buril y madera y que ya no está en la onda.
La figura clave de la Escuela Mexicana de pintura y el activista de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios hoy ya no merece homenajes. Su trabajo, aunque marcó a varias generaciones de artistas gráficos y fomento y apoyo las causas sociales, ya no necesita ser mencionado o aplaudido, solo a veces quizá en los más especializados campos del arte.
Los jóvenes no lo conocen, pues de nada importa que en 1952 allá sido merecedor del “Premio Internacional de la Paz” que otorga el Consejo Mundial para la Paz si él no metió ningún gol en ningún mundial.
Quizás por lo único que sea recordado Leopoldo Méndez, y eso repito, por los muy conocedores del tema, es por haber producido el mejor retrato de José Guadalupe Posada hecho en linóleo.
En este trabajo Leopoldo, compuso una obra idealista para los artistas integrados a las causas revolucionarias, en ella, mientras trabaja con gubia en mano, Posada, observa una escena común del México porfiriano, es decir, una de esas veces en que la policía montada, reprimía con golpes certeros al pueblo. Mientras tanto y detrás de Posada, los hermanos Flores Magón imprimían un periódico anarquista, rebelde, quizás “El machete” y al fondo, un calendario que nos muestra el año del suceso. 1902, mismo en el que nació también Leopoldo.
A Leopoldo Méndez le tocó vivir en una época en donde los jóvenes buscaban de alguna manera adherirse a las movimientos ideológicos que estaba necesitando la revolución, ser el campeón de goleo o el jugador NIKE del partido se encontraba lejos de las aspiraciones de su tiempo.
El primer mundial se dio en 1930 y Leopoldo murió en 1967, así que por lo menos supo de la existencia de siete ediciones del mundial, falleció un año después de Inglaterra 66, y pudo saber que la siguiente edición sería en nuestro país, pero al parecer, a él, no le importó.
¿Qué hubiera pasado si Leopoldo Méndez hubiera sido parte importante de la fiebre futbolera de su tiempo? ¿En un día como hoy recordaríamos su legado? ¿Si en lugar de crear junto con Pablo O´Higgins y Luis Arenal el Taller de la Gráfica Popular contra el fascismo, Leopoldo hubiera sido parte de la selección que le ganó a Alemania, entonces hoy sería un héroe y tendría estatua, calle, fundación y homenajes antes de empezar un partido oficial? No lo sé. Yo solo sé que le vamos a ganar a Brasil.
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